Hace dos décadas, el funcionamiento de los virus informáticos de internet eran peligros desconocidos para muchas personas que comenzaban a dar sus primeros pasos en la red.
El 26 de marzo de 1999, el programador David Lee Smith usó una cuenta de la desaparecida America Online (AOL) para publicar en un grupo de noticias de internet llamado “alt.sex” un documento de Microsoft Word.
La publicación prometía docenas de contraseñas gratuitas para sitios web con contenido para adultos. Un gancho perfecto para miles de personas que, al descargar el archivo y abrirlo, desataron la propagación del que es considerado uno de los gusanos más dañinos en la historia de Internet.
El virus Melissa, llamado así en honor a una stripper en Florida, se apoderó del programa Microsoft Word de las víctimas. Luego usó una macro para secuestrar el sistema de correo electrónico Microsoft Outlook y enviar mensajes a las primeras 50 direcciones en las listas de contactos.
Los mensajes tentaron a los destinatarios a abrir el archivo adjunto cargado de virus con nombres como “sexxxy.jpg” acompañados de un texto sugerente: “Aquí está el documento que pediste… no se los muestres a nadie más ;-)”.
El virus operó como una cadena siniestra que colapsó los servidores de correo electrónico en más de 300 corporaciones y agencias gubernamentales de todo el mundo.
Se estima que cerca de un millón de cuentas de correo electrónico se bloquearon y el tráfico en Internet se redujo a un ritmo lento en algunas ubicaciones.
En pocos días, los expertos en ciberseguridad contuvieron la propagación del virus y restauraron la funcionalidad de las redes, aunque tomó algún tiempo eliminar todas las infecciones.
El virus no tenía la intención de robar dinero o información, pero de cualquier manera causó múltiples estragos: se estima que el costo de reparación de los sistemas afectados fue de $80 millones de dólares.
Duro golpe con una nueva realidad
Melissa representó un duro golpe en un momento en que la web comenzaba a masificarse por el mundo. Muchos tomaron conciencia de los riesgos de abrir archivos adjuntos de correo electrónico no solicitados.
Al igual que el gusano Morris, el virus Melissa condujo a mejoras en la seguridad en línea y sirvió de inspiración para otros ataques cibernéticos.
Smith dejó múltiples huellas digitales electrónicas, por lo que su captura no demoró. Arrestado el 1 de abril de 1999, se declaró culpable en diciembre de 1999. En mayo de 2002 fue sentenciado a 20 meses de prisión y al pago de una multa de $5,000 dólares.