En junio de 2018, Microsoft instaló un centro de datos —del tamaño de un contenedor de transporte naviero— en el lecho marino frente a la costa de las Islas Orcadas en Escocia. La operación se conoció cono Proyecto Natick.
Sumergir este prototipo experimental tenía como objetivo comprobar la autosuficiencia y resistencia del centro de datos y su capacidad para entregar servicios rápidos en la nube a las ciudades costeras.
Este lunes, la compañía informó que especialistas retiraron el centro de datos desde la profundidad del océano. Según Microsoft, el contenedor estaba notablemente intacto, aparte de estar cubierto de algas, percebes y anémonas de mar del tamaño de un melón.
El investigador de Microsoft Special Projects, Spencer Fowers, señaló que la empresa estaba “bastante impresionada” por la falta de “crecimiento marino endurecido”.
La iniciativa fue desplegada en el Centro Europeo de Energía Marina, un sitio de prueba para turbinas de marea y convertidores de energía de onda emplazado en el mar escocés.
Las corrientes de marea allí viajan a 9 millas por hora a intensidad máxima y la superficie del mar se extiende con olas que alcanzan más de 60 pies en condiciones de tormenta.
El líder del Proyecto Natick, Ben Cutler, señaló que el centro de datos experimentó tasas de falla de solo un octavo de lo que se hubiera esperado en un centro de datos tradicional y que funcionó “realmente bien” con la red de energía de la región, que es 100 por ciento eólica y solar.
El equipo de Microsof tenía la hipótesis de que un contenedor sellado, en el fondo del océano, podía brindar maneras de mejorar la confiabilidad general de los centros de datos.
En tierra, la corrosión por parte del oxígeno y la humedad, las fluctuaciones y baches de temperatura, así como las sacudidas por parte de las personas que reemplazan componentes rotos, son todas variables que pueden contribuir a las fallas del equipo.
El despliegue confirmó sus hipótesis, que tendrán implicancias relevantes para los centros de datos en tierra.
Poner los centros de datos bajo el agua también puede permitir una ubicación más cercana a los clientes y, obviamente, hace que el enfriamiento sea mucho más fácil.
Las unidades también son portátiles y se pueden escalar fácilmente a operaciones más grandes.
En el interior del contenedor había 864 servidores con 27,6 petabytes colectivos de infraestructura de almacenamiento y refrigeración.