Un grupo de científicos españoles y holandeses han desarrollado el primer disco duro atómico donde un kilobyte está representado por la posición de un átomo de cloro, revela un estudio publicado por la revista Nature Nanotechnology.
El dispositivo de almacenamiento de datos es capaz de guardar una densidad de información de hasta 500 terabits por 6.4 centímetros cuadrados.
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«En teoría, esta densidad de almacenamiento permitiría guardar todos los libros escritos por la humanidad en un solo sello postal», dijo Sander Otte, responsable de la investigación.
El equipo de científicos del Instituto Kali de Nanociencia de la Universidad de Delft (Holanda) fue inspirado por el físico Richard Feynman.
En 1959 Feynman escribió el famosos ensayo There’s Plenty of Room at the Bottom, donde teorizó en la viabilidad de la computación atómica. Según Feynman, si una plataforma permitiera desplegar átomos individuales entorno a un patrón exactamente ordenado, sería posible almacenar una unidad de información en cada átomo.
Para su investigación, los científicos cubrieron una superficie de cobre con átomos de cloro, siguiendo la teoría de Feynman. Utilizaron un microscopio de efecto túnel en conjunto con una aguja que permitía manipular los átomos.
Luego los científicos inyectaron corriente eléctrica a los átomos para moverlos. Los movimientos de alcance atómico permiten la grabación de nueva información dentro del mini disco duro.
«Se podría comprara a un puzzle», dijo Otte. «Cada bit consiste en dos posiciones sobre una superficie de átomos de cobre, y un átomo de cloro que puede deslizarse hacia atrás y adelante entre estas dos posiciones».
Aunque la investigación fue un éxito, los investigadores no creen que los discos duros atómicos lleguen pronto al mercado comercial. «En su forma actual, la memoria solo puede operar en condiciones de vacío muy limpias y a temperatura del nitrógeno líquido, por lo que el almacenamiento real de datos a escala atómica está todavía lejos», dijo Otte.
Además, los átomos pueden tardar hasta dos minutos en leer un simple bloque de información y su fabricación tardaría más de mil veces más que los disco duros actuales. Sin embargo, de momento sabemos que es posible realizar la famosa teoría que Feyman sugirió en 1959.