¿Has estado atrapado en el tráfico?
Si eres un habitante del mundo globalizado, sabes bien lo que es estar sentado en tu vehículo con autos frente a ti, detrás de ti y a ambos lados de ti. Y todos se mueven al ritmo de una marcha fúnebre. Ahora, imagina que cada automóvil dentro de tu línea de visión es un Volkswagen con el emblema GTI. Eso fue precisamente lo que experimentamos mientras conducíamos al evento ‘GTI Coming Home’ celebrado en la ciudad alemana de Wolfsburgo.
Organizado por Volkswagen a paso de su fábrica histórica, la actividad es una celebración para algunos de los compactos más populares del mundo. Fueron siete generaciones de la familia GTI, representadas mayoritariamente por el Golf -conocido también en Norteamérica como Rabbit y Caribe-, las que hicieron de las suyas. Allí, tomamos los mandos de su hermano menor, un Polo GTI, una versión totalmente nueva que no se comercializa en Estados Unidos. También vimos algunas variedades de Scirocco, Up y Lupo.
Nuestro Polo giró la cabeza como un ciervo que vive despreocupadamente entre una manada de lobos. No fue la pintura roja brillante la virtud que lo hizo destacar, porque hubo muchos otros colores salvajes mientras serpenteamos a través de las interminables hileras de autos, incluyendo morado y naranja neón. Más bien, parecía un verdadero inadaptado, dado que casi todos y cada uno de los aproximadamente 4,000 participantes llevaba su máquina con algún grado de personalización.
Tampoco pudimos encontrar dos GTI idénticos. Este subconjunto de fanáticos de las tuercas adora su GTI como un lienzo en blanco, un rasgo que también se encuentra comúnmente entre los propietarios de Beetle y Mini. Aprovechar la generosa oferta del mercado de accesorios, los propietarios pasan innumerables horas haciendo que su viaje sea más potente, más amplio y más bajo que el día en que vieron salir su máquina del salón de ventas.
Vimos diferentes grados de pasión, algunos no demasiado apasionados. Perdimos la cuenta de la cantidad de ejemplares que rodaban por el asfalto con las llantas de aleación BBS y una suspensión recortada varias pulgadas. Otros participantes hicieron un esfuerzo adicional para crear algunos de los GTI de aspecto más salvaje que jamás hayamos visto. Mezclado en la multitud, el mejor fue un albo ochentero, de líneas muy angulosas al que se le inyectó tecnología del siglo XXI.
Mirado desde lejos, nuestro modelo fetiche parecía un Golf de segunda generación bastante estándar equipado con llantas nuevas. Mirar debajo del capó reveló la presencia de un motor de cuatro cilindros y 2.0 litros de un GTI de quinta generación fabricado a fines de la década recién pasada. Estaba modificado para producir 255 caballos de fuerza, 55 más que el original, que transmitía a las ruedas delanteras a través de una caja manual de seis velocidades. Fue impresionante ver ese trasplante de una transmisión nueva en un automóvil antiguo, porque suele ser algo que requiere días de trabajo. Pero su propietario no se detuvo allí.
Sonriendo de oreja a oreja ante la idea de mostrar su orgullo, abrió la puerta del conductor para mostrarnos la instalación de un interior completo de un GTI de quinta generación. La conversión incluyó el montaje del tablero moderno, tapizado en cuero con costuras blancas en contraste para que coincidiera con el color de la pintura, además de los paneles de puertas hechos a medida. Asientos deportivos para los pasajeros delanteros completaban la apariencia.
El Golf también se jactó de una multiplicidad de comodidades modernas que los conductores de la década de los 80 solo pudieron haber soñado. Nuestro amigo parecía haber adquirido contenedores repletos de las partes y piezas más sofisticadas de Volkswagen y Audi. Agregó una pantalla táctil a color con navegación, climatizador automático bizona, el hardware de comando de voz de un GTI de sexta generación, un velocímetro de un Scirocco, control de velocidad crucero, un sistema de sonido de 10 bocinas, sensores de lluvia y luz, conectividad Bluetooth, una función para regresar y salir de casa, y una cámara retrovisora.
Incluso, su joya tenía una característica que no se encuentra en el GTI 2018: ventanas eléctricas que se cierran automáticamente cuando comienza a llover. Todo funciona de la manera en que fue diseñado y está tan meticulosamente hecho que bien pudo haber sido construido en la fábrica por Volkswagen. Llegar al resultado que les hemos descrito tomó aproximadamente 23 meses de mucho trabajo.
El evento fue pura camaradería, sin espacio para fanfarronear, y le dio a los incondicionales de la marca la oportunidad de reunirse y compartir su pasión. Si en Digital Trends hubiésemos tenido injerencia en la producción del GTI Coming Home, tengan por seguro que habríamos instaurado un premio para reconocer al anónimo protagonista de esta crónica.