Desde comienzos de 2019, los dueños de vehículos Tesla han reportado que la pantalla de la consola central se oscurece o no responde en modelos comprados entre 2012 y 2017. Aunque el carro se desplaza igualmente con el monitor apagado, genera molestias como la imposibilidad de programar el control de la climatización y, lo que es más importante, que las baterías no se pueden cargar.
El problema tiene su origen en un chip de almacenamiento flash llamado eMMC, que está integrado en la computadora de a bordo MCU1. El almacenamiento flash es un tipo de memoria informática que se puede borrar y reprogramar constantemente para ayudar a la unidad de control a realizar tareas de manera rápida y eficiente. Como el sistema de un Tesla está escribiendo y borrando tantos permanentemente, después de cuatro años los chips simplemente se queman.
Luego de que un técnico en reparaciones identificado como Jason Hughes se quejara del problema a través de Twitter, el cofundador de la empresa, Elon Musk, se limitó a responder que la situación “debería estar mucho mejor en este momento». Para desgracia de los propietarios, el ejecutivo no el fabricante han mencionado qué acciones específicas han sido adoptadas en ese sentido.
Tesla ha aparecido constantemente en la parte superior de la calificación de satisfacción del cliente de Consumer Reports, pese a que se encuentra en el 27° puesto entre 29 fabricantes de automóviles por confiabilidad en un informe de 2018. Actualmente, el Model 3 es el único producto de su catálogo recomendado por la prestigiosa revista, luego de que el Model S perdiera dicha calidad.
A través de foros virtuales, los propietarios han informado que el costo de reemplazar la unidad averiada oscila entre $2,500 y $2,700 dólares. No son pocos los usuarios que han demandado un llamado a revisión (“recall”), que implique el cambio de la pieza, pero la compañía —que está ad portas de informar sus resultados trimestrales— no había acusado recibo hasta el cierre de esta edición.