Uber Technologies Inc., la joven y conocida compañía de servicios de alquiler de vehículos por trayectos, está sumida actualmente en una seria crisis de imagen y liderazgo, profundizada ahora aún más con salida del Presidente de la compañía, Jeff Jones, un experto en marketing contratado para ayudar —justamente— a mejorar su imagen mundial.
Jeff Jones ha dejado de fumar parte de compañía de San Francisco a menos de siete meses de haber asumido su cargo, según ha confirmado un portavoz de Uber este pasado domingo, noticia de la que pronto se han hecho eco las agencias informativas.
En una declaración recogida por Reuters, Jones dijo que no podía continuar como Presidente de una compañía con la cual era incompatible. «Me uní a Uber […] con el reto de generar herramientas globales que ayudaran a la empresa a madurar y a prosperar a largo plazo», dijo Jones. “Sin embargo, el enfoque del liderazgo que ha guiado mi carrera profesional no coincide ni con lo que vi ni con lo que viví en Uber, motivo por el cual no puedo continuar”.
Lo cierto es que el papel de Jones quedó puesto en duda a principios de este mes, después de que Uber se lanzara en la búsqueda de un nuevo Director de Operaciones, el cual ayudaría a su fundador y Director Ejecutivo, Travis Kalanick, a dirigir la compañía. «Queremos agradecerle a Jeff por sus seis meses en la compañía, y desearle lo mejor», dijo un portavoz de Uber en una escueta declaración hecha por correo electrónico.
Tal y como lo señala el sitio de noticias de tecnología Recode, hace ya tiempo que la imagen de la compañía viene siendo golpeada por escándalos de todo tipo, incluyendo algunos graves episodios de acoso sexual. Todos estos escándalos no han hecho más que poner en cuestionamiento las capacidades de liderazgo de Kalanick y el futuro de la compañía.
El pasado mes, Susan Fowler, una antigua ingeniera de Uber, hizo una publicación en su blog describiendo a la empresa como un lugar de trabajo en donde el acoso sexual “era común, y quedaba impune”. Esta publicación provocó una investigación interna que está siendo ahora dirigida por el ex fiscal general estadounidense, Eric Holder.
Luego, Bloomberg hizo publicó un video que mostraba a Kalanick enfrascado en una agria discusión con un chófer de Uber que se había quejado a él por los recortes en las tarifas. En la discusión no faltaron los insultos, lo cual provocó que Kalanick tuviese posteriormente que dar disculpas públicas.
Además, hace unas semanas Uber confirmó que había utilizado un programa secreto de tecnología denominado «Greyball«, el cual principalmente le ayudaba evadirse de las autoridades en aquellas ciudades donde el servicio no estaba autorizado. Desde entonces, Uber ha prohibido el uso de Greyball, comprometiéndose a acatar a los reguladores locales.
Y para redondear estos meses negros, el pasado 24 de febrero Google decidió llevarlos a juicio. El gigante de Silicon Valley, el mismo que les dio 250 millones de dólares de financiación en sus inicios, los acusa ahora de haber robado diseños y tecnologías fundamentales para el desarrollo de los vehículos autónomos.
Como se ve, corren unos tiempos bastante agitados para la compañía de San Francisco. Las próximas semanas serán claves para ver si alguien puede tomar definitivamente el timón de la compañía y llevarla —de una vez por todas— a aguas más calmas. Para muchos, aquella es una tarea casi imposible mientras alguien como Kalanick mantenga su puesto en la mesa del directorio.