La emergente Charge Cars quiere diferenciarse creando una categoría tradicionalmente resistida por los más ortodoxos: un musculoso eléctrico. Uno de los más recientes proyectos de la firma británica es un Ford Mustang es antiguo en el exterior pero pura vanguardia bajo el capó. La idea a es producir una limitada partida del vehículo, con un rendimiento y precio similar al que tendría cualquier superauto.
En el papel, el ejemplar salido del garaje de Charge Cars parece un modelo digno del catálogo de Tesla. En lugar de un motor de seis u ocho cilindros alimentado por combustible del tanque de gasolina, está equipado con un paquete de baterías de iones de litio de 64 kilovatios-hora que surte un propulsor diseñado por una compañía llamada Arrival. La configuración entrega un brutal torque de 885 libras-pie (1,200 Nm) a las cuatro ruedas, lo que posibilita al carro pasar de cero a 60 millas (97 kilómetros) por hora en cuatro segundos. Si bien en su versión más poderosa la unidad original no era lenta, jamás fue tan veloz como esta.
El paquete contiene suficiente electricidad para ofrecer aproximadamente 200 millas (322 kilómetros) de autonomía y es compatible con una carga rápida de CC de 50 kilovatios. Este remozado entregará sensaciones conductivas diferentes a los de cualquiera producido en la década de 1960, dado que el peso y ubicación de la batería modifica su centro de gravedad. Además, tiene tracción en las cuatro ruedas y no solo trasera como la unidad genuina, aunque dicha característica tampoco es tan novedosa, puesto que tiene numerosos antecedentes previos.
El Mustang eléctrico comparte muy pocos componentes con su símil de mediados de siglo: esencialmente, es un auto nuevo, reconstruido desde cero, pero es casi idéntico al original porque Charge Cars ideó una carcasa idéntica con la debida autorización de Ford. Sus dimensiones y proporciones han sido certificadas como exactas. Si bien esta no es ciertamente la manera más barata de recuperar un clásico, al menos los compradores tendrán la tranquilidad de que las piezas son todas nuevas, y se encuentran libres de óxido y sustancias corrosivas.
El carro que se muestra arriba es solo una forma de crear el Mustang eléctrico: los compradores pueden comunicarse directamente con Charge Cars para diseñar el musculoso de sus sueños. Todavía no hemos visto fotos del interior, pero esperamos que sea una combinación hecha a mano de lo antiguo y lo nuevo.
La británica fabricará 499 unidades para los primeros que las ordenen. El precio comienza en 300,000 libras esterlinas, que equivale a $381,000 dólares. La cifra es alta, incluso para un auto fresco y moderno. Si optas por el Mustang en lugar de un Rolls-Royce de precio similar, ten en cuenta que Charge Cars solicita a sus clientes un depósito reembolsable de 5,000 libras (unos $6,300 dólares). Las entregas comenzarán en septiembre de 2019.