A mediados de la década de los cincuenta, Sir Alec Issogonis, el diseñador automotriz inglés de origen turco de la hoy desaparecida British Motor Corporation, sentó las bases de un diminuto auto de ciudad con un revolucionario trazado de motor transversal y tracción delantera.
Issogonis no se imaginó que su creación detonaría una revolución tanto tecnológica como cultural, y mucho menos que más de medio siglo después se convertiría en el sofisticado —y enorme en comparación— vehículo que hoy conocemos como el Mini.
Los lazos entre el Mini de Issigonis y el Mini actual propiedad de BMW se limitan a la familiaridad visual y al hecho de que comparten el mismo nombre. Sin embargo, el diseñador de modas británico Paul Smith se dio a la tarea de crear una versión del Mini inspirada en la idea de simpleza absoluta de Issigonis, la cual al combinarse con la sostenibilidad del Mini Cooper SE eléctrico, la versión sin emisiones del Mini Cooper que Smith usó como base para su creación, logró un resultado inesperadamente atractivo por inusual y lógico. Smith lo llamó el Mini Strip.
Con “simplicidad, transparencia, y sostenibilidad” como los principios rectores del proyecto, Smith obtuvo un Mini Cooper SE eléctrico sin pintar a cuya carrocería de acero galvanizado solo se le aplicó una chapa de barniz protector para protegerla de la corrosión. Los diseñadores crearon una parrilla de aspecto muy simple y parecida a la del Mini original de 1959, pero de una alta eficiencia aerodinámica. Los tapacubos, de diseño aerodinámico para reducir la resistencia del viento, también son exclusivos del prototipo aunque mucho menos retro que la parrilla.
En la cabina del Mini Strip, Smith adoptó un enfoque del principio de la simplicidad aún más radical y fascinante. Allí conseguimos una cabina básicamente desnuda, donde se destacan los pernos expuestos a fin de demostrar lo fácil que se podría desarmar el automóvil al final de su vida útil.
Smith se deshizo de todas las molduras plásticas en la cabina del Mini Strip con excepción del tablero, mientras que los elementos metálicos expuestos de la estructura del vehículo fueron tratados con una hermosa pintura azul. En vez de piezas de madera, cuero o fibra de carbono, el interior del mini Strip nos muestra tejidos de punto, mallas, y piezas de corcho reciclable como los principales puntos de contacto con el conductor. El equipo de Smith eliminó el velocímetro y la pantalla central de instrumentos y la reemplazó por un soporte para el smartphone; de esta manera se deshace de la redundancia de tener dos sistemas de navegación dentro del automóvil.
El Mini Strip es un ejercicio puramente visual y conceptual que no busca mostrar nuevas tecnologías sino una aproximación nueva a la concepción del automóvil como una máquina simple y sin excesos.
No estoy muy seguro de que el metal estructural expuesto pueda pasar el escrutinio de la ley en muchas partes del mundo, pero el ejercicio es una forma interesante de replantearnos cuál es la verdadera necesidad de muchos de los accesorios y materiales que usan los automóviles actuales. Obviamente, el Mini Strip no será producido, pero quizá marque el camino de una nueva generación de automóviles hechos con materiales sostenibles, más fáciles de reciclar y que sean amigables con la naturaleza. Quizá.