Arnold Schwarzenegger es famoso en el mundo entero, pero si hay un sitio en el cual su figura es venerada a un nivel casi divino, es en su país natal, Austria, en donde incluso durante algún tiempo hasta un estadio de fútbol llevó su nombre.
No es entonces coincidencia que sea una empresa tecnológica austríaca —Kreissel— le haya echo entrega la pasada semana de un SUV que no sólo tiene un buen tamaño, sino que además es 100% eléctrico, lo que equivale a decir que es 100% respetuoso con el aire que respiramos. No es Hummer, claro: pero lo cierto es que no tiene mucho que envidiarle.
Relacionado: Mercedes-Benz nos muestra su indestructible G300 CDI
https://www.youtube.com/watch?v=1y4evYuPGgk
Kreissel tomó un Mercedes-Benz G500 y creó a partir de él su propio Kreissel G-Class. Para conseguirlo, lo despojaron de su motor V8 biturbo de 4.0 litros, y en su lugar pusieron dos motores eléctricos que generan la friolera de 483 caballos de fuerza, 67 caballos más que en su versión a combustión.
Este último es un dato relevante, ya que parece que cada día que pasa los motores eléctricos van ganando terreno en rendimiento. El motor eléctrico del Kreissel no sólo tiene más caballos que el modelo a gasolina, sino que incluso tiene un mejor sprint, y pasa de 0 a 60 mph en 5.6 segundos, tres décimas más rápido que su homólogo a combustión.
Tanto bajo el cofre como en el lugar en el que solía estar el estanque de combustible, los ingenieros de Kreissel ubicaron unas enormes baterías de ion de litio, las cuales tienen una capacidad de 80kWh. Se sabe que las baterías pesan, y este caso no es la excepción: 1,120 libras.
Los ingenieros de Kreissel aseguran que pueden recargarse al 80% en sólo 25 minutos, necesitando para esto una toma de corriente de 150 kW. Cargadas al 100%, estos portentos dan una autonomía al G-Class de 300 kilómetros, unas 186 millas.
El Kreissel G-Class es un prototipo único, y no parece que —de momento— vayan a fabricarse más ejemplares, ya que en Kreissel estaban más preocupados de ver lo que podían conseguir, antes que de crear una línea con fines de comercialización. Ahora bien, la elección Schwarzenegger no es tan casual, más allá de su nacionalidad de origen. Sucede que Arnold ya poseía (entre otros carros) un Clase G diésel, el cual funciona a la perfección, sí, aunque no es muy benévolo con el medio ambiente.
Cuando no estaba metido en su papel de Terminator, de policía o de agente súper secreto, Schwarzenegger solía ir por las calles y carreteras de California a bordo de su enorme (y contaminante) Hummer H1. El ex gobernador seguirá con las manos en el volante, con la diferencia que ahora no lo escucharás venir.