Volvo hace bien muchas cosas. Es un pionero en el campo de la seguridad automotriz. Sus vehículos siguen siendo apreciados universalmente. Además, sus más recientes diseños interiores y exteriores han sido alabados. La marca sueca construye autos buenos y deseables, pero no es una compañía tecnológica. Y fue lo suficientemente humilde para admitirlo que cuando pidió ayuda a Google e Intel para diseñar su próximo sistema de infoentretenimiento.
Esa colaboración ilustra un sostenido avance hacia mejores prestaciones a bordo, según el gerente general de la división de Soluciones de Transporte en Intel, Ryan Tabrah. En entrevista con Digital Trends, explicó por qué las compañías de tecnología –sobre todo las que tienen décadas de experiencia en software- se encuentran en una mucho mejor posición que los fabricantes de automóviles para diseñar sistemas de infoentretenimiento, y los efectos en términos de comodidad y privacidad que ello implica para los consumidores.
«Estamos ayudando a los fabricantes de equipos originales y a Google a cerrar la brecha», explicó el ejecutivo, pues la vinculación de ambos requiere tener en cuenta requisitos únicos, como el ciclo de vida de los automóviles y los artículos electrónicos.
Pero aún falta mucho por hacer, considerando que los automovilistas a menudo se sienten decepcionados con el sistema de infoentretenimiento que se despliega en el tablero. Es por eso que millones de unidades utilizan aplicaciones de terceros, como Android Auto y Apple CarPlay, que anulan completamente el software nativo. De esa manera, quedan fuera de juego los sistemas en que los fabricantes de automóviles han invertido mucho tiempo y no menos dinero. La pregunta del millón de dólares es: ¿por qué, cuando se trata de tecnología, los automóviles están tan por detrás de los teléfonos inteligentes o las computadoras portátiles?
“Generalmente, hay una brecha de cuatro años entre el momento en que se diseña un chip y se pone a disposición de un conductor. Es por eso que, a través de toda la historia, las experiencias a bordo de los vehículos han sido muy decepcionantes en comparación con lo que obtienes en tu teléfono. Los productos electrónicos de consumo pasan por tres o cuatro ciclos de vida durante el mismo tiempo que tarda un sistema de infoentretenimiento en transitar desde su creación al habitáculo», explicó Tabrah.
La misión de Intel es ayudar a garantizar que la tecnología siga estando vigente cuando llegue al mercado. Su alianza con Volvo (y Polestar, su compañía hermana) ha generado un sistema de infoentretenimiento basado en una pantalla táctil que aborda este problema de varias maneras.
“El sistema es único, porque está construido desde cero, con múltiples generaciones de Android en mente, por lo que el software no queda obsoleto. La intención es que, dentro de los próximos años, si una persona desea cargar la última aplicación, ya sea a través de una actualización de software por aire o a través de un paquete de actualización vendido en el concesionario, pueda descargar la última versión para Android a pesar de que su auto ya tenga un par de años”, manifestó el gerente general de la división de Soluciones de Transporte en Intel.
Diseñar un sistema de infoentretenimiento a prueba de futuro requiere predecir el tipo y la cantidad de tecnología que los fabricantes de automóviles necesitarán equipar en sus autos en las temporadas venideras, así como las características que los consumidores demandarán. Por ejemplo, el software desarrollado hoy debería de ser compatible con juegos basados en realidad virtual, como los que Audi mostró en la última edición de CES, y que podrían llegar a la cabina en el transcurso de 2020.
Para Tabrah y su equipo, el próximo capítulo de la tecnología de infoentretenimiento comenzará cuando el automóvil conozca a sus ocupantes. Ya sea de propiedad privada, compartido, manejado por humanos o de forma autónoma, el rodado podría recordar lo que le gustó a cada uno en viajes anteriores, como un restaurante de hamburguesas en el que se detuvo a almorzar y lo que preferiría no volver a experimentar, como esa calle terriblemente estrecha con una rotonda en cada esquina. La idea es que también detecte tu estado de ánimo, sabiendo si estás contento, cansado o preocupado, para así ajustar parámetros como la música, la temperatura de la cabina y la iluminación ambiental.
¿Viviremos en el futuro que predijo George Orwell en 1984? No del todo, pero hay obvias preocupaciones de seguridad, e Intel está trabajando con sus socios para abordarlos. Saber lo que te gusta, dónde conduces y cómo te sientes, inevitablemente requiere un seguimiento. «Esperamos que estos datos se utilicen de manera beneficiosa para ayudarte a sentir que tu auto casi está leyendo tu mente», aseguró Tabrah. «Cualquier usuario que ocupe vehículos con esos niveles de tecnología tendrá que informarse sobre lo que resulta cómodo en términos de privacidad», concluyó.
Suena espeluznante, pero recuerda que Google sabe dónde comiste ayer y podría preguntarte qué piensas de la comida. Facebook insta a los usuarios a revisar su configuración de privacidad de forma regular. Y Amazon Echo tampoco aporta demasiado a la privacidad de tu sala de estar.
Disfrutar de un sistema de infoentretenimiento más inteligente requerirá pasar por un proceso de ajuste muy similar. Una vez más, Intel planea utilizar su experiencia de décadas para ayudar a reducir la brecha entre los automóviles y la tecnología, ya que las dos industrias se entrelazan de manera irreversible. Para 2020, los Volvo podrán traer tecnología similar a un teléfono directamente en el tablero de instrumentos y finalmente alcanzar a la computadora portátil.