Más de 800 propietarios han presentado un reclamo ante las autoridades federales luego que su vehículo Nissan frenara, sin razón aparente, mientras viajaba a gran velocidad. El defecto, que solo en Estados Unidos habría provocado 14 accidentes y cinco lesionados, está siendo investigado por las autoridades.
El problema, que fue advertido por Digital Trends hace más de un año, estaría relacionado con la tecnología de frenado de emergencia autónomo, que fue instalada en más de 553,000 unidades del Nissan Rogue, específicamente en los modelos 2017 y 2018 de este compacto de líneas deportivas, según la revista Automotive News.
El sistema que hoy está en cuestionamiento está diseñado para detener el automóvil si detecta una colisión con un peatón, otro coche o cualquier objeto. Aunque la tecnología no puede evitar todos los impactos, por lo que la responsabilidad sigue siendo del conductor, generalmente reduce la velocidad y mitiga violencia del choque.
Objetos fantasmas
«(Mi vehículo) casi provocó un accidente debido a un frenado innecesario, repentino y abrupto, al desacelerar inesperadamente, lo que casi genera que los automóviles que estaban detrás mío me toparan. Esta situación ha ocurrido varias veces», escribió un automovilista el 5 de marzo de 2019, en un reclamo dirigido a la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA).
Todos los reclamos contra Nissan afirman que el Rogue frena para evitar un choque contra un obstáculo inexistente. La causa precisa detrás de este molesto y peligroso comportamiento aún no ha sido detectada. Según lo experimentado por el equipo de Digital Trends, los sistemas de frenado automático pueden ser engañados por arbustos o las señales de tránsito, aunque se trata de casos poco habituales. Algunos propietarios de vehículos Nissan agregaron que los puentes, las vías férreas e incluso los estacionamientos también pueden confundir al sistema.
Nissan, que se ha comprometido a mejorar el desempeño de esta tecnología, instruyó a sus distribuidores para que actualizar nuevamente las unidades de control de motor (ECU, por sus siglas en inglés), que son las responsables de su funcionamiento. Al cierre de esta edición, el fabricante no había emitido una alerta de seguridad.
Con más de 410 mil unidades vendidas en 2018, el SUV Rogue y su versión más compacta, el Rogue Sport, se encuentran entre los coches más demandados de Estados Unidos. Hasta agosto de 2019, era la sexta variante más popular del país, con más de 242 mil unidades, y el predilecto del catálogo de la marca japonesa, por delante de modelos como Altima, Sentra, Versa y Frontier, según las estadísticas que difunde la consultora Focus 2 Move.
El segmento de vehículos híbridos tendrá una opción menos entre sus modelos de 2020, luego de que Nissan resolviera descontinuar la versión de su SUV compacta Rogue (X-Trail en el resto del planeta) propulsada por gasolina y electricidad.
Otros fabricantes en problemas
La empresa japonesa no es la única que ha experimentado problemas con el frenado automático de emergencia. Un reciente estudio de la Asociación Americana del Automóvil (AAA) concluyó que este tipo de mecanismo rara vez funciona tan bien como se afirma.
La AAA probó los sedanes Chevrolet Malibu 2019, Honda Accord 2019, Toyota Camry 2019 y Tesla Model 3 en condiciones diurnas y nocturnas, a diferentes velocidades y con falsos peatones. Los sistemas fueron ineficaces a velocidades superiores a 30 mph (48 km/h) y, por la noche, ninguno reaccionó ni detectó los objetos oportunamente.
El fundador de Safety Research & Strategies, Sean Kane, dijo que el origen del problema radica en la necesidad de incluir tecnología costosa y avanzada, pero evitando que el precio de los coches se dispare.
«Nissan no es el único. Vemos muchas quejas contra una variedad de fabricantes y estas están aumentando. Los sistemas y la tecnología mejorarán con el tiempo, pero por ahora el problema es ‘¿cómo se colocan estas tecnologías en automóviles de bajo costo?'», explicó el experto a través de un comunicado enviado a Automotive News.
Los fabricantes están trabajando contra el tiempo. A partir de septiembre de 2022, todos los automóviles nuevos que se vendan en Estados Unidos deberán tener incorporado por defecto un mecanismo frenado de emergencia automático, independiente del nivel de acabado y precio.