Una de las incógnitas más importantes en la política ambiental estadounidense ha sido cómo reaccionaría la administración del presidente Donald Trump a la capacidad de California para establecer sus propios y más rigurosos estándares de emisiones vehiculares, algo que contrasta con la flexibilidad gubernamental. La historia sumó un nuevo capítulo luego de que Ford, Honda, BMW y Volkswagen cerraran un acuerdo específico con dicho estado.
Por medio del convenio, los fabricantes reconocen el derecho de California de establecer sus propias regulaciones. La postura va justamente a contramano de las autoridades federales, que han manifestado sus intenciones de suprimir dicha atribución y revertir las normativas adoptadas durante el gobierno de Barack Obama.
«Asegurar que los vehículos sean eficientes, seguros y asequibles en Estados Unidos es una prioridad para todos», manifestaron las empresas mediante una declaración conjunta. Aunque es voluntario y no implica obligaciones legales, los fabricantes dijeron confiar en que el acuerdo contribuya a impulsar un estándar común y superar el permanente conflicto entre el gobierno federal y la magistratura local.
Considerando todo el tiempo que demanda el proceso de desarrollo de nuevos modelos, Ford, Honda, BMW y Volkswagen están buscando certezas. En ese sentido, asumir hoy que las regulaciones pudiesen endurecerse a futuro es, para las automotrices, mucho mejor que enfrentarse a cambios abruptos.
El portavoz de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por su sigla en inglés), Michael Abboud, calificó la iniciativa como una “maniobra de relaciones públicas”. En declaraciones que reprodujo la agencia Reuters, el funcionario se reconoció partidario de adoptar un estándar común.
Si bien el acuerdo es menos estricto que la regulación propuesta en 2012 cuando Obama estaba en la Casa Blanca, va más allá de los estándares impulsados por el gobierno de Trump. La primera normativa exige un consumo promedio de 46.7 millas por galón (casi 20 kilómetros por litro) para 2025, con aumentos anuales en la eficiencia cercanos al 5 por ciento. En cambio, los actuales regentes han planteado congelar los estándares de ahorro de combustible entre 2020 y 2026, fijados en 37 mpg (poco menos de 16 kml).
Según lo pactado por California y los cuatro fabricantes, la economía de combustible promedio aumentaría en 3.7 por ciento entre 2022 y 2026. Sin embargo, el 1 por ciento de ese crecimiento podría cubrirse con créditos otorgados para la construcción de carros híbridos e impulsados por electricidad e hidrógeno. La idea también es aumentar los fondos destinados la búsqueda de una mayor economía de combustible.
En junio de 2019, 17 casas automotrices enviaron una carta al presidente Trump y al gobernador de California, Gavin Newsom, pidiéndoles que reanudaran las conversaciones sobre la normativa de emisiones. La prolongada incertidumbre es una pesadilla para los fabricantes, pues limita su capacidad para trazar planes a futuro.
Actualmente, cada Estado tiene la opción de seguir las obligaciones federales o las más estrictas reglas de California. Es probable que los 12 que se plegaron a la segunda alternativa también adhieran al convenio firmado con Ford, Honda, BMW y Volkswagen.