- Chasis extremadamente balanceado.
- Da confianza al conductor.
- Excelente relación precio-valor.
- Selector de modos de manejo de uso incómodo.
- No ofrece transmisión manual.
- Atrae a demasiados curiosos.
El Chevrolet Corvette Stingray de octava generación, también conocido como C8, ya es un viejo amigo. Tuve la oportunidad de manejarlo en el evento inaugural en el parque nacional Valley of Fire al noreste de Las Vegas, y luego un par de veces más en Miami. Pero nunca había tenido la oportunidad de pasar tiempo con la versátil versión convertible, pero Chevrolet lo solucionó hace unas semanas.
Si algo ha quedado claro en mis encuentros previos con el C8 es que se trata de un vehículo muy fácil de conducir, con dinámicas de manejo con las que sus predecesores no podían ni soñar, las cuales son consecuencia directa de la nueva colocación de su motor V8, y que siempre será un tema de conversación con amigos y extraños. El nuevo Corvette no es un auto para las personas que disfrutan del anonimato.
Mis siete días con la llave de un Chevrolet Corvette Stingray convertible en el bolsillo no hicieron nada para cambiar esa percepción, por el contrario: reafirmaron lo fácil y tentador que puede ser vivir con el Corvette con motor central.
Al volante
Sentarse detrás del iconoclasta pero efectivo volante cuadrado del Corvette por primera vez puede ser una experiencia intimidante. No todos los días tenemos un motor V8 de 6.2 litros con 490 caballos de fuerza y 465 lb-pie de torque al comando de nuestro pie derecho, y mucho menos colocado a nuestra espalda. Pero el civilizado y poco dramático comportamiento general del C8, junto a lo oportuno y rápido de los cambios de su transmisión automática de 8 velocidades, proporciona una gran dosis de confianza que rápidamente disipa cualquier inseguridad que inspire este singular vehículo.
La versión convertible reafirmó esta percepción al añadir el placer de la conducción al aire libre, la cual no le es negada a la versión regular. Sin embargo, difiere en el desmonte del techo, ya que en el regular hay que hacerlo manualmente y no al toque de un botón como en el convertible. Con un precio inicial de $69,695 dólares, el comprador del Corvette Stingray convertible pagará $7,500 dólares extra por ese privilegio, el cual también le permitirá utilizar el baúl frontal al conducir sin techo, algo que no pueden hacer los conductores del modelo regular, ya que este es el espacio donde se guarda el panel desmontable. Aparte de esta particularidad, ambas versiones son prácticamente indistinguibles.
Maniobrabilidad y manejo
El C8 es el mejor Corvette jamás fabricado, una afirmación que podemos hacer categóricamente sin dejar espacio a ambigüedades. Si bien no se trata del auto perfecto (¿qué vehículo lo es?), la nueva configuración de motor le permite al chasis administrar mucho mejor la potencia con más peso sobre los neumáticos traseros, lo que logra una inédita sensación general de equilibrio.
La posición de manejo a muy poca distancia del eje delantero y un sistema de dirección que, si bien no comunican cada bache e imperfección del asfalto como los superdeportivos alemanes, inspiran una sensación de control total sobre el vehículo, la cual es reafirmada cada vez que se ponen los neumáticos en una autopista.
La cabina
Una de las características más distintivas del Corvette C8 es su filosofía de diseño en la que la discreción es el enemigo. Esto puede ser intimidante para algunas personas, sin embargo, al igual que el manejo del vehículo, convence con su maniobrabilidad asertiva. El interior nos gana por su comodidad y lo intuitivo y fácil que es su uso.
Las butacas deportivas, a pesar de su aspecto ultrafuturista, fueron siempre una delicia de usar, mientras que la larga fila de botones al lado derecho del conductor, quizá la más intimidante de las características del diseño interior, es fácil de descifrar y dominar después de muy poco tiempo de uso. Lo mismo se puede decir del selector de cambios, pero en ese apartado hay que confesar que extrañamos el accionamiento de una palanca convencional. Quizá un elemento que podría ser revisado es el selector de modos de manejo que va cubierto por una capucha de cuero cuyo propósito no entendemos y que dificulta su accionamiento.
Este 2022, el tercer año de ventas del Corvette C8, verá la llegada de la esperada variante Corvette Z06 con 607 caballos de fuerza, un vehículo que muchos fanáticos esperan con ansias y que pondrá al C8 a la par de autos del triple de su valor. No obstante, para la gran mayoría de las personas que creen que pueden vivir con un deportivo de dos asientos, después de pasar una semana con la versión convertible del Chevrolet Corvette Stingray les puedo decir que no van a necesitar más auto que este.
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