En la familia deportiva de Chevrolet, el precio inicial establece un claro matiz. Mientras que un nuevo Camaro puede conseguirse a partir de los $25,000 dólares, para hacerse de un flamante Corvette Stingray hay que desembolsar no menos de $55,900, lo cual habla de la exclusividad del segundo.
Con el ZR1 (desde $123,000 dólares) y el Z06 (a partir de $80,900) en la cúspide de la pirámide, existe la Grand Sport, una atractiva versión intermedia disponible como coupé y convertible. Su primer punto a considerar es el precio inicial, que si bien se empina hasta los $65,900 dólares, dista mucho de las unidades más sofisticadas.
De los atributos más llamativos de la ficha técnica, surge su motor aspirado de V8 LT1 de 6.2 litros, capaz de desarrollar una potencia tope de 460 hp y un torque de 465 ft-lb (630 Nm) a partir de las 4,600 rpm. Aunque tiene disponible una caja manual de siete velocidades, cuando lleva la automática de ocho marchas con levas al volante puede pasar de cero a 60 mph (97 kmh) en 3.6 segundos.
Para los nostálgicos, esta configuración con propulsor delantero que despide en la séptima generación, dado que la octava lo ha trasladado a la zona central del automóvil. La actual planta motriz ostenta inyección directa, distribución de válvulas variables continua, Active Fuel Management –que desativa hasta cuatro cilindros- y sistema de aceite de cárter seco, entre otras particularidades.
Como todo auto exótico, la entrada al Corvette es complicada para quienes habitúan movilizarse en carros familiares. Al estar tan cerca del suelo, por su altura de 48.6 pulgadas (123 centímetros), obliga al conductor y al pasajero a agacharse más de lo habitual. Sin embargo, la fatigosa sensación inicial se difumina con el primer vistazo a la cabina.
De serie, que es el nivel de acabado 1LT, el Corvette Grand Sport ofrece un sistema de audio Bose de ocho bocinas, con tres meses de suscripción a prueba a la radio satelital Sirius XM; tres opciones de colores para las butacas; dos pantallas de ocho pulgadas y selector giratorio para los modos de conducción Weather, Eco, Tour, Sport y Track.
El 2LT (desde $70,355 dólares) añade consola, panel de instrumentos y paneles de las puertas en el tono del interior; butacas ventiladas y calefaccionados, head-up display y un total de 10 altavoces. Por $75,645, el tope de gama 3LT suma un paquete interior personalizado de tapizado en piel, asientos en piel Napa y grabadora de datos de desempeño y navegación, que registra en video las sesiones de manejo.
Al encenderlo, el sonido de su motor delantero es irresistiblemente seductor, con tonos graves que invitan a la velocidad pura. El Corvette es de esos vehículos que te incitan a olvidar el limite de velocidad y simplemente conducirlo con el pedal pegado al piso, de esos en que el ejercicio de pisar el acelerador parece tornarse adictivo.
En Grand Sport cuenta de fábrica con rotores de acero de dos piezas Brembo. Con llantas de 19 y 20 pulgadas en cinco variedades, equipa neumáticos de verano Michelin Pilot Super Sport ZP, protegidos por anchos guardafangos. El paquete Z07 Performance incluye una suspensión optimizada exclusiva, discos Brembo de cerámica de carbono y gomas Sport Cup 2 ZP.
El desempeño sobre el asfalto es también responsabilidad de su Magnetic Selective Ride Control, calificado por Chevrolet como “un sistema de amortiguación en tiempo real que ‘lee’ el camino cada milisegundo y puede calibrarse en menos de 15 milisegundos”. Con un líquido de suspensión que contiene partículas de metal capaces de alinearse y hacerse rígidas en instantes, el vehículo sigue pegado al piso a todo evento.
La aerodinámica también es fundamental en esta variante. La parrilla basada en la de su hermano Z06 y las ventilaciones de los guardafangos delanteros con emblemas Grand Sport proporcionan mayor flujo de aire, al tiempo que su alerón aporta fuerza descendente. Mucho mejor es si se lo optimiza con el paquete Carbon Fiber Ground Effects.
Para complementar la experiencia de personalización, Chevrolet dispuso de ediciones Tommy Milner, Jan Magnussen, Oliver Gavin y Antonio Garcia, los pilotos integrantes de la escudería Corvette Racing. Cada uno entrega una placa y un color de carrocería únicos; llantas en negro satinado; cálipers y cinturones de seguridad en rojo, e interior en Negro Azabache o Rojo Adrenalina, según corresponda.