Una gran cantidad de empresas están desarrollando automóviles autodirigidos, sí: pero, ¿qué pasa con los camiones? Uber es probablemente el mayor nombre en este naciente negocio, gracias a la adquisición que hizo en 2016 de Otto. Pero una compañía sueca llamada Einride espera dar a Uber y otras compañías una dura competencia, llevando el concepto de camiones autodirigidos a un nuevo nivel.
El T-Pod de Einride simplemente no tiene espacio para un conductor humano. Es (“simplemente”, dicho esto muy entre comillas) una caja sin ventanas sobre ruedas, accionada por motores eléctricos. El camión tiene unos 23 pies de largo, y puede transportar 15 pallets de carga estándar, de acuerdo con Einride. Pesa 20 toneladas totalmente cargado. Su poder le viene de una enorme batería de 200 kilovatios-hora, la cual le proporciona hasta 124 millas de autonomía por carga.
Aun sin un conductor humano a bordo, el T-Pod no será autónomo “todo el tiempo”. Se conducirá sin ayuda en las carreteras, pero un operador humano asumirá su control de modo remoto en ciudades y otros entornos más complejos, en donde los sistemas del camión podrían no responder satisfactoriamente a determinadas situaciones.
Einride tiene un calendario bastante agresivo para su T-Pod. Quiere entregar el primer camión a un cliente este mismo otoño, según indica Engadget. Para 2020, planea tener 200 camiones operando en una ruta designada entre las ciudades suecas de Gotemburgo y Helsingborg, transportando hasta 2 millones de pallets al año.
Eso significa que Einride podría pasar por sobre compañías como Uber —que no se ha asociado aún con ningún fabricante para el desarrollo de su tecnología de camiones autónomos— o Waymo y Amazon, que han expresado su interés en camiones autodirigidos, pero aún no han lanzado programas claros de desarrollo. Sólo Volvo está probando camiones comerciales autónomos, incluyendo un camión de basura autodirigido.
Pero para sacar adelante su T-Pod, Einride deberá desarrollar su propia infraestructura de fabricación, cosa que no resulta nada fácil de hacer. También, deberá convencer al público general y a los reguladores (sobre todo a estos últimos) de que tener vehículos de 20 toneladas en la carretera sin conductores humanos es una buena idea. El público ya se siente algo reticente con respecto a los (pequeños) automóviles de conducción autónoma, por lo que es difícil saber cómo reaccionarían ante una enorme armatoste sin conductor como el T-Pod.
Todos los vehículos autónomos se enfrentan a cuestiones regulatorias, y esas cuestiones serán aún más apremiantes en la regulada (reguladísima) industria de camiones. Los propios camioneros también podrían oponerse a estos camiones autónomos, al ver en ellos una amenaza potencial a sus puestos de trabajo, creando así un reto adicional a las empresas que tratan de desarrollarlos.