La violenta erupción del volcán Hunga-Tonga-Hunga-Ha’apai provocó graves daños en la isla de Tonga y ocasionó una alerta de tsunami en varios países de la costa del Pacífico.
Si bien ya pasaron algunos días desde el desastre natural, los habitantes de la pequeña nación insular continúan lidiando con las consecuencias que dejó el estallido.
Uno de los mayores inconvenientes es que, en estos momentos, toda la isla de Tonga se encuentra incomunicada del resto del mundo.
Esto se debe a que la erupción del volcán dañó gravemente el único cable submarino que conecta al país con la red de internet a nivel global. De acuerdo con las autoridades locales, “las comunicaciones tanto internacionales como nacionales se cortaron debido a los daños sufridos por el cable submarino”.
Según el gobierno, por ahora es posible mantener una comunicación limitada a través de los teléfonos satelitales y la radio de alta frecuencia, pero estas limitaciones dificultan la evaluación de los daños provocados por la erupción.
¿Qué pasó?
El cable de internet que conectaba a Tonga con la red tenía una extensión de 827 kilómetros y estaba asegurado mediante un repetidor en Fiyi, uno de los vecinos más cercanos del país oceánico.
El problema es que la reparación podría tardar hasta dos semanas, ya que las labores requieren la intervención de un barco que se especializa en cables submarinos.
Además, la capacidad de reparación de la embarcación dependería de cualquier nueva actividad volcánica, por lo que este periodo de espera podría extenderse todavía más.
Esta situación ha vuelto a dejar de manifiesto la fragilidad de la red de internet en algunas localidades aisladas y lo vulnerable que estas se encuentran frente a una emergencia como la de Tonga.