Fueron siete años de calma los que alcanzó a tener el volcán Wolf, ubicado en una zona no habitada de las islas Galápagos, antes de que pasada la medianoche de este 7 de enero de 2022 volviera a entrar en actividad, tal como lo descubrió y lo monitorea la Dirección del Parque Nacional Galápagos.
El hecho fue principalmente captado por los guardaparques que hacían sus guardias nocturnas en el sector.
En un comunicado del Parque Galápagos se establece que, “de acuerdo a lo presenciado por los guardaparques y registrado a través de los sistemas que mantiene el Instituto Geofísico, se trata de una fisura al sur del volcán por donde está saliendo el magma en la misma dirección, hacia el interior de la isla, por ahora. Las columnas de humo y ceniza alcanzan varios miles de metros de altura (entre 1,900 y 3,800) y se dirigen hacia el norte de la isla, donde no existe población humana que corra riesgo”.
Además, un grupo de 8 personas, entre guardaparques y científicos que realizaban estudios de la iguana rosada en ese sector, tuvieron que ser evacuados por precaución.
El equipo confirmó que la región donde habitan estas especies se encuentra lejos de la erupción y la zona de impacto, por lo que no se considera adoptar medidas adicionales para protegerlas.
La autoridad ambiental mantendrá el monitoreo permanente del suceso para registrar los cambios que se produzcan en el ecosistema como resultado de este proceso eruptivo. “Las islas Galápagos están en constante formación, las erupciones volcánicas son uno de los mayores atractivos que posee, porque nos permite experimentar de cerca el poder de la naturaleza” dijo el ministro de Ambiente, Agua y Transición Ecológica de Ecuador Gustavo Manrique, quien se encuentra en el archipiélago cumpliendo agenda de trabajo.