Un estudio realizado por científicos de 17 instituciones, entre ellas las Universidades de Nueva York y de Witwatersrand de Sudáfrica, reveló que un ancestro de los humanos tenía la habilidad de caminar erguido, pero también de trepar como un mono.
El hallazgo, descrito en el repositorio científico eLife, da cuenta del armado por computadora del esqueleto de una Australopithecus sediba, un homínido que habría vivido hace unos dos millones de años.
Los científicos creían que este ancestro de los humanos caminaba erguido, pues así lo sugerían restos fosilizados hallados en 2008 al noroeste de Johannesburgo, en Sudáfrica. Sin embargo, nuevos fósiles encontrados en 2015 en un fantástico estado de conservación permitieron a los científicos realizar un modelo por computadora de cómo habría lucido el esqueleto del Australopithecus sediba.
El modelo por computadora se creó luego de escanear los huesos de distintos fósiles, incluidas nuevas vértebras descubiertas en 2015. Con estas imágenes fue posible notar que la espina dorsal del Australopithecus sediba tenía la misma curvatura que tienen los humanos contemporáneos y otros homínidos (conocida como lordosis), pero también que los músculos del tronco tenían la fortaleza propia de los simios, conocidos por su habilidad para trepar.
“Si bien la presencia de lordosis y otras características de la columna representan claras adaptaciones al caminar sobre dos piernas, hay otras características transversales orientadas hacia la parte alta, lo que sugiere una poderosa musculatura del tronco, quizá para comportamientos arbóreos”, dijo la profesora Gabrielle Russo de la Universidad de Stony Brook, una de las autoras del estudio.
Los científicos concluyen su estudio señalando que el Australopithecus sediba debió ser un ancestro de transición, que muestra que en algún momento de la prehistoria los antepasados de los humanos caminaban y trepaban por igual.