El 31 de julio de 2012, Microsoft levantó la cortina de Outlook.com. La marca Outlook llevaba años asociada a un gestor de correo electrónico para Windows, pero no para un servicio gratuito de ídem, hasta que Microsoft decidió que ya era suficiente de Hotmail. A partir de ese momento, Outlook.com lo reemplazaría y sería el competidor Gmail.
Años después, queda claro que superar la cuota de mercado de Google con Gmail es extremadamente difícil, pero tal vez no era ese el objetivo de Microsoft al hacer el cambio de Hotmail a Outlook. En 2018, la compañía anunciaba 400 millones de usuarios, que si bien son muchos, quedan lejos de los más de 1,800 millones que utilizan Gmail.
Outlook.com es un servicio de correo gratuito como el resto. Una cuenta de Outlook no solo otorga acceso a correo prácticamente ilimitado, sino también a una serie de servicios extra basados en Microsoft 365, la suite de ofimática de Microsoft. Si en la primera década de los 2000 la competencia entre proveedores de email se limitaba solo a eso, desde 2010 en adelante el servicio es más completo y gira alrededor de documentos, calendarios y más.
En ese sentido, Outlook.com ha resultado muy funcional e incluso tal vez más agradable para los usuarios profesionales cuyo trabajo gira alrededor de los documentos de Office. A día de hoy, crear una cuenta en Outlook no implica prácticamente ninguna desventaja frente a Gmail.
Y sin embargo, Microsoft lleva años en una posición muy secundaria en varios de sus productos. Outlook.com es uno de ellos, pero también ocurre lo mismo con Bing e incluso con Xbox. ¿Por qué una compañía con los recursos y el alcance de Microsoft no ha podido ponerse al frente, sobre todo en lo que respecta a correo u ofimática?
Quizá la respuesta tenga mucho que ver con el alcance de marca. Gmail (y Google) llevan muchos años siendo los servicios de facto para el usuario tradicional. Previo a Outlook y alrededor del cambio de milenio, ese puesto lo ocupaba Hotmail. Sin embargo, la irrupción de Google como buscador catapultó a Gmail como marca, lo cual parece imposible que cambie hoy día.
Lo cierto es que Outlook, en 2021, tiene un look and feel y un posicionamiento más acorde con los usuarios profesionales y no tanto con el usuario de a pie, pese a que el servicio funciona de la mano con Windows y eso incluye una aplicación de correo nativa.
Pero incluso con esas facilidades de uso es posible que el destino de Outlook.com, después de haber sido Hotmail por muchos años, ya esté escrito: al igual que Bing, su lugar en el mundo es llegar a un nicho muy grande de usuarios, pero nicho al fin y al cabo.
Como comentario al margen, tengo una cuenta de Outlook desde hace muchos años, desde que era Hotmail. Y el único uso que le doy es para acceder a Xbox (y para redirigir algunos correos de Gmail). Para muchos, el fin de Hotmail también significó el impulso definitivo para dejar de lado los correos de Microsoft.