De forma totalmente inadvertida, Pensilvania se sumó otros estados de Estados Unidos y aprobó una controvertida ley que otorga a los robots autónomos de reparto un estatus similar al que tienen los peatones.
La legislación para regular a estas máquinas, también conocidas como dispositivos de entrega personal (PDD, por sus siglas en inglés), ha sido promovida por empresas como Amazon y FedEx.
En los estados donde están autorizados, la legislación clasifican a los PDD como peatones, siempre que cedan el paso a los humanos, ya sea que circulen a pie o en bicicletas.
Sin embargo, la ley de Pensilvania es considerada una de las menos restrictivas de cualquier estado, con excepción de Florida, uno de los menos amigables con los peatones humanos.
La iniciativa establece que los PDD deben pesar hasta 550 libras (unos 250 kilos), a diferencia de lo que ocurra en estados como Washington, donde el límite es de 120 libras (54 kilos).
Además, el límite de velocidad es de 12 mph (19 kph), mucho más rápido de lo que camina cualquier persona, que llegan en torno a los 3 o 4 mph (4.8 kph a 6.4 kph).
La velocidad solo es superada por la de Florida, donde los robots autónomos de reparto están autorizados a circular hasta los 15 mph (24 kph).
Cuando no están en aceras o áreas peatonales, los PDD pueden viajar en carreteras o arcenes a 25 mph (40kph), una velocidad superior a la que alcanzan los ciclistas.
La iniciativa ha sido resistida por organizaciones de convivencia vial, que estiman que los peatones humanos y ciclistas podrían quedar en desprotección frente a las máquinas.