Inicialmente se iba a llamar DirectX Box y debió cargar encima los malos augurios que muchos expertos del rubro situaban sobre ella, pronosticándole un fracaso similar al de la Atari Jaguar.
Aún así, Microsoft siguió desarrollando un producto que, hasta ese momento, le era desconocido: su primera consola de videojuegos, algo con qué hacer frente a Nintendo y Sony en un escenario que se volvía cada vez más competitivo.
Así, el 15 de noviembre de 2001, la compañía lanzó su primera Xbox y la batalla no era sencilla, porque el flamante dispositivo de Bill Gates y compañía debió luchar codo a codo con la PlayStation 2 (una de las consolas más vendidas de la historia), además de la Gamecube de Nintendo y el Dreamcast de Sega.
Aún así, la Xbox consiguió vender más de 24 millones de unidades hasta el 2006 cuando su sucesora, la Xbox 360, ya llevaba un año en el mercado.
¿Cómo era la Xbox original?
La primera consola de Microsoft tenía como principales características su procesador central basado en el procesador Intel Pentium III.
El dispositivo también incorporaba un lector de DVD, un disco duro interno, puerto enthernet y cuatro conectores para sus mandos.
En tanto, su arquitectura era similar a la de un PC, esto le permitió a los desarrolladores adaptar un gran número de juegos de computador para la Xbox, lo que terminó convirtiéndose en uno de sus puntos fuertes.
En 2008, la compañía dejó de fabricar esta clásica consola para enfocarse en la Xbox 360.
Sin embargo, su modelo original lanzado en 2001 aún es recordado con cariño, especialmente en suelo estadounidense ya que el dispositivo puso a este país nuevamente en la pelea contra los principales desarrolladores de consolas, cuya hegemonía había estado por años en manos de las grandes compañías asiáticas.