El Departamento de Transporte de los Estados Unidos (DOT) ha dado pasos importantes para simplificar el marco legal vinculado a los vehículos autónomos. La administración de Donald Trump publicó una iniciativa de política detallada que describe los pasos que tomará para dar a las compañías automotrices y tecnológicas más libertad para desarrollar, probar y, finalmente, comercializar sus productos.
En un documento de 80 páginas, la secretaria de Transporte, Elaine Chao, reconoció los pros y los contras de los vehículos conducidos por robots. Por un lado, pueden ser más seguros, hacer que la vida sea más productiva y relajada para millones de personas que diariamente deben trasladarse al interior del país. Por otro, su adopción requiere asumir nuevos riesgos, que pueden llegar a ser fatales.
Manteniéndose neutro respecto de la tecnología, el Departamento de Transporte (DOT) se limitó a comprometerse con impulsar políticas flexibles que prioricen la seguridad. En ese sentido, se planteó fomentar la competencia en lugar de crear un monopolio, al otorgar a ciertas compañías una ventaja en este rubro, que es altamente lucrativo. Sin embargo, aún no ha descrito los cambios que hará.
«El DOT modernizará o eliminará las regulaciones obsoletas que impiden innecesariamente el desarrollo de vehículos automatizados o que no abordan las necesidades de seguridad críticas. Siempre que sea posible, el departamento apoyará el desarrollo de estándares y enfoques técnicos voluntarios basados en el consenso que sean flexibles y adaptables con el tiempo», enfatizó.
El gobierno ha comenzado a trabajar para establecer un estándar nacional para la prueba de vehículos autoconducidos. Las leyes actualmente varían de estado a estado y, a veces, entre ciudades. Por ejemplo, el Departamento de Vehículos Motorizados (DMV) de California cerró el programa específico de Uber en diciembre de 2016, cuando la compañía se negó a solicitar un permiso de prueba en San Francisco. La firma trasladó rápidamente su programa a Phoenix, Arizona, después de que la oficina del gobernador le diera un cheque en blanco.
La Casa Blanca invertirá en la modernización de la infraestructura cuando sea necesario, especialmente cuando se trate de tecnología V2X (vehicle-to-everything), en la que el móvil se comunica con el entorno, pero no financiará directamente el desarrollo de tecnología autónoma. Dicha carga continuará siendo responsabilidad de las compañías que deseen obtener recompensas, como Uber, General Motors y Volvo.
La declaración de Chao también dejó en claro que el objetivo del DOT no es eliminar gradualmente los autos impulsados por humanos y reemplazarlos por los guiados por inteligencia artificial. La idea subyacente es que los automovilistas elijan cómo quieren moverse.
“El DOT consagra la existencia de las vías públicas, lo cual incluye la libertad para que los ciudadanos conduzcan sus propios carros. Prevemos un escenario de coexistencia entre vehículos convencionales, autoguiados y otros usuarios en la carretera”, concluyó.