Este vehículo para “arrancones” (carreras de aceleración) que vemos en el vídeo que encabeza esta nota nació a la vida como un clásico Jeep CJ-7, aunque ya casi todos sus componentes fueron reemplazados, mejorados o eliminados. Su motor es ahora un V8 altamente modificado, sacado del compartimiento de piezas de Ford y equipado con una serie de mejoras, las cuales incluyen un inmenso turbocompresor. No sabemos a ciencia cierta cuánta potencia envía a los neumáticos traseros este ocho cilindros, pero bueno: las imágenes hablan por si mismas, así que ya puedes ir sacando tus propias cuentas.
La transformación implicó poner al CJ-7 en una estricta dieta. La mayor parte de la carrocería parece estar hecha de fibra de vidrio, y el interior luce completamente “destripado”, a excepción de unos cuantos instrumentos digitales, un volante de liberación rápida y un solo asiento de cubo. No tiene techo, por lo que su única protección en caso de accidente es una gruesa jaula antivuelco.
Un paracaídas unido a la parte trasera viene a complementar los frenos, si es que llegara a ser necesario. Es un equipo común en este tipo de vehículos, pero en un Jeep es una característica bastante curiosa. Representantes del Ejército de los Estados Unidos le dijeron a los diseñadores que trabajaran con un Jeep Willys, el cual tenía que ser pequeño y ligero ya que justamente necesitaban poder lanzarlo en paracaídas a un campo de batalla.
Entrevistado por el canal 1320video de YouTube, el propietario explicó que su intención no era otra que construir el Jeep más rápido del país. Cuando se le preguntó por qué, él respondió con un casual «¿Y por qué no?» Posiblemente no ha alcanzado aún su meta, pero se trata de un modelo bastante nuevo, por lo que todavía puede mejorarse.