Las elecciones presidenciales son muy parecidas a los Juegos Olímpicos. Se producen cada cuatro años, reciben todo el interés por un corto período de tiempo, y luego una vez han pasado nos olvidamos de ellas.
Dentro de dos meses a partir de ahora es probable que no recuerdes que Trump fue a México, que Hillary casi se desmaya o que Gary Johnson no sabe lo que es Alepo. Y eso está bien. Tampoco es lo más importante.
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Pero las redes sociales está teniendo un impacto mucho mayor en estas elecciones de lo que ni siquiera nos damos cuenta. La campaña de Obama de 2008 está considerada como uno de los mayores logros de las redes sociales. Sofisticada en su momento, movilizó a partidarios para hacer pequeñas donaciones y organizó una masiva participación de votantes en las ciudades y estados clave.
Ahora, en el 2016, todo el mundo ya sabe cómo hacerlo. Pero lo que es realmente interesante es cómo las redes sociales están sustituyendo las tácticas políticas convencionales que han existido desde que la televisión jugó un papel importante por primera vez en 1960.
Donald Trump está ejecutando una campaña a través de los medios magistral. En las campañas anteriores se hablaba de la necesidad que tenía un candidato de recaudar dinero. En las campañas de ahora, sin embargo, se habla de la necesidad de un candidato a elevar su perfil. Trump es único. La mayoría de los candidatos no cuentan con un reconocimiento de su nombre tan alto o una presencia en los medios que se ha expandido durante décadas. Bueno, Hillary Clinton tiene el mismo reconocimiento. Pero no todos los candidatos son capaz de eso.
Por esta razón, los candidatos no pueden alejarse de los medios ni de las redes sociales. Todo el mundo tiene un teléfono, todo el mundo tiene una cámara. Debido a que esta tecnología existe, nada puede permanecer oculto por mucho tiempo. Los candidatos no pueden controlar las noticias. Por ello, deben ser transparentes. Además, las redes sociales constantemente necesitan alimentarse de información.
¿Eso significa que todo se vuelve más circo y menos sustancial? Por supuesto. Pero la política han seguido esta tendencia durante mucho tiempo. Sabemos más del de las Kardashians que de la política económica de cada candidato. Nuestro voto se basa en un sentimiento que se crea a raíz de la información que vemos y leemos, no de la que buscamos. Las redes sociales están llenas de opiniones – buenas, malas, extrañas e indiferentes-.
Las personas que van a la televisión con regularidad para apoyar a un candidato han existido siempre. Un candidato no puede estar en todas partes, de manera que estos expertos proporcionan detalles y temas de conversación cuando es necesario. Se trata de un modelo viejo. Porque ahora esa información ya se ha visto en Facebook, Twitter, Snapchat, etcétera. Cualquier persona, con algún tipo de influencia y una una opinión, puede hacerlo.
De manera que, si todavía no has tomado una decisión, bloquea las redes sociales. Tómate 20 minutos, haz una búsqueda en Google sólida y averigua lo que cada candidato podría hacer por ti. Eso es mucho más importante que saber quién tiene más influencia en los medios de comunicación o en las redes sociales.