Dragon’s Dogma: Dark Arisen es uno de los mejores RPGs para Switch actualmente.
Lo bueno
- El apartado hack & slash sigue más que vigente
- Sistema de peones
- Amplia variedad de personalización
- Largas horas de contenido junto al DLC incluído
Lo malo
- Por momentos se nota que pertenece a la generación pasada
Puntaje
9/10
Nintendo Switch se está convirtiendo cada vez más en una consola de videojuegos encargada de recobrar recuerdos. Varios títulos de la franquicia Final Fantasy ya comenzaron a llegar a la plataforma, y muchos otros estudios ya se encuentran en marcha para continuar con esta marea, siendo Capcom uno de ellos. Mientras esperamos la llegada de tres títulos de Resident Evil en unas semanas, luego de Phoenix Wright: Ace Attorney Trilogy, pasamos los últimos días regresando a Dragon’s Dogma: Dark Arisen, el RPG de acción en tercera persona lanzado en 2013.
La popularidad de la consola de Nintendo es indiscutible, y por fortuna, el mítico título protagonizado por el Arisen (aquel que perdió su corazón ante un mítico dragón, pero vivió para contarlo) le sienta perfecto. Se trata de una aventura en un medioevo con tintes fantásticos como se nos tiene acostumbrados, bastante alejado de lo que fueron títulos como The Elder Scrolls V: Skyrim. Acá el enfoque está en la acción, la personalización de los personajes, un mundo interesante y temible de explorar, y la inclusión del sistema de peones.
Dragon’s Dogma no se toma su aspecto «fantástico» a la ligera
¿Pero cómo es eso de que un dragón nos quita el corazón? Bueno, ya mencioné que hay un aspecto de fantasía involucrado, que es bastante fuerte. Pero es lo que lo vuelve a Dragon’s Dogma: Dark Arisen tan interesante de explorar. Dicho dragón hace su primera aparición en el tutorial del juego, mientras lideramos a unos personajes desconocidos para nosotros por el momento, pero que se están adentrando en la misión de derrotarlo. Al fin y al cabo, la presencia de este ser representa el final de los tiempos aproximándose.
La historia se adelanta unos años, y vemos a la misma criatura atacando un pequeño pueblo costero. Nuestro protagonista se encuentra en la escena, y aunque intenta detenerlo, salimos derrotados. Allí es cuando se lleva el corazón del personaje, pero para su sorpresa, vuelve a despertarse. Ahora, tal como las personas comienzan a indicarle, es un Arisen: aquel destinado a vencer al dragón y traer paz nuevamente.
Este embarque no sucede inmediatamente. Primero pasaremos por un robusto creador de personajes, donde además de elegir género, peso y altura, podremos personalizar prácticamente cada aspecto de nuestro Arisen. Luego elegiremos la clase entre luchador, strider y mago, las cuales pueden ser expandidas posteriormente con vocaciones para enfocarse tanto en especializaciones más fuertes o en clases híbridas.
El sistema de peones es la mayor particularidad en Dragon’s Dogma
Pero eso no es todo. Luego de nuestras primeras batallas y de tratar de entender la situación hablando con NPCs del pueblo, nos encontraremos con los peones. Dichos personajes son la mayor particularidad de Dragon’s Dogma: Dark Arisen, ya que se trata de compañeros que nos seguirán a donde vayamos asistiéndonos de distintas formas. Hasta un total de tres en simultáneo, los mismos nos acompañan en batallas luchando, curando y conjurando hechizos, pero también aprenden lo que ocurre alrededor.
En primer lugar, contamos con un peón que nosotros creamos desde cero al igual que el personaje principal. El mismo va a subir de nivel con nosotros, y será un compañero permanente en nuestro grupo. Los otros dos peones pueden ser encontrados en algunos lugares específicos, tales como ciudades, pero también pueden ser reclutados desde un hub particular.
Lo curioso es que este espacio se comparte de forma online con otros jugadores, por lo que podremos reclutar peones creados de todo el mundo. Y tanto para sus respectivos creadores como para nosotros, los peones nos traerán recompensas luego de sus viajes.
Pero mientras estemos jugando, nosotros seremos los responsables en explorar cada rincón en busca de cofres o pasadizos secretos a áreas y cuevas escondidas. Como es de costumbre en el género, todo se basará en una misión principal para seguir, además de misiones y encargos adicionales. Algunos se completan luego de cierto requerimiento, como puede ser matar a una cierta cantidad de goblins, mientras que otros son más complejos y requerirán de una preparación previa.
El mundo de Dragon’s Dogma: Dark Arisen no es esencialmente brutal como si se tratara de Dark Souls o el reciente Sekiro: Shadows Die Twice, pero aún así no nos permitirá que bajemos la guardia. Si uno realiza búsquedas relacionadas al título, es probable que se encuentre con el término hack & slash muy pegado. Y es que Dragon’s Dogma posee sin dudas uno de los mejores sistemas de combate en un RPG hasta la fecha.
Es rápido, preciso y contundente. Cada arma se comporta distinto, las clases y vocaciones que elijamos amplían la experiencia en formas inesperadas, y los hechizos son algunos de lo más alocados que tuvimos en nuestras manos. La especialización que yo elegí, Mystic Knight, permite conjurar propiedades para nuestro escudo.
Tan único como ambicioso
Así, lo podemos cargar de fuego, hielo o electricidad, siempre aprovechando esto a nuestro favor dependiendo de las habilidades de los enemigos. Y esto es solo la base, ya que mientras más puntos de experiencia consigamos, más acciones y ataques podremos ir incorporando para nuestro personaje. También hay agregados bastante interesantes, como la posibilidad de agarrarse de enemigos grandes y escabullirse en sus cuerpos para atacar puntos débiles, como cortar las multiples cabezas de una Hydra.
Sin embargo, por algunos momentos se siente que es un videojuego de la generación pasada de consolas. Y, además de ganar la portabilidad en Switch y una mejora gráfica notable, hay algunos controles que se quedaron en el tiempo y son bastante recordados. Por ejemplo, la simple acción de hacer lock-on (centrar la cámara sobre un enemigo) está ausente, y mientras que hay una leve dirección dinámica si usamos el escudo o apuntamos con un arco, la verdad es que hace falta.
Pero más allá de eso, Dragon’s Dogma: Dark Arisen se mantiene como siempre, tan único como ambicioso. Pasar una jornada de juego en este mundo siempre es un placer, ya sea desde la televisión o desde la comodidad de nuestras camas. Y es muy probable que no te des cuenta del pasar de las horas jugándolo.