Fatal Fury, The King of Fighters, Metal Slug y Samurai Shodown son solo algunos de los títulos de la brillante desarrolladora de videojuegos SNK. Sin embargo, el catálogo queda en suspenso luego de que Mohamed bin Salman, el príncipe heredero de Arabia Saudita, se convirtiera en el controlador de la japonesa.
La operación se efectuó por medio de la Fundación Mohamed bin Salman (MiSK), que a finales de 2020 había adquirido 33.3 por ciento de las acciones. Mediante su filial Electronic Game Development Company (EGDC), ahora totalizó 96.18 por ciento de la propiedad.
“La inversión de la Fundación MiSK en SNK continúa una asociación de larga data con la compañía japonesa”, destacó la organización sin fines de lucro. Previamente, ambas partes trabajaron en proyectos conjuntos en animación y videojuegos vía Manga Productions, otra subsidiaria de la entidad de Medio Oriente.
Nacido hace 36 años en Yeda, Mohamed bin Salman es el heredero de Arabia Saudita y la segunda autoridad del país. Su padre, el rey Salmán bin Abdulaziz, lo convirtió en el primero en la línea de sucesión en 2017.
Al príncipe heredero se le reconoció por impulsar medidas de modernización, como la licencia de conducir femenina. Sin embargo, también pesan contra él múltiples acusaciones por violaciones a los derechos humanos. Una de las más comentadas fue su presunto vínculo con el crimen del periodista Jamal Kashoggi en el consulado general de Arabia Saudita en Estambul, Turquía.