Cuphead en Nintendo Switch te hará reír, llorar, y volver a intentarlo.
Lo bueno
- Un estilo artístico inigualable
- Enfrentamientos con jefes únicos
- Banda sonora entretenida
- Gran variedad de escenarios y contenido de sobra
Lo malo
- Por momentos hay una baja de rendimiento
Puntaje
9/10
El ex-exclusivo videojuego de Microsoft y Studio MDHR, Cuphead, llegó finalmente a la Nintendo Switch para traer todo su esplendor caricaturesco a la consola híbrida. Además de la aventura original intacta, trae incluida una actualización que agrega bastantes cambios, algunos más grandes que otros (la misma también disponible para el resto de las consolas).
Para aquellas personas que no tuvieron la oportunidad de zambullirse en esta experiencia durante su lanzamiento, tal como es mi caso, esta versión se presenta como la mejor opción si posees la consola de Nintendo. La portabilidad agrega una capa de interés casi inigualable por la edición de Xbox, y por fortuna, no hubo ningún recorte a nivel gráfico o de rendimiento. Cuphead funciona de maravilla, y realmente hay pocas cosas para criticar a este port.
Pero primero lo primero. Si por algún motivo no has estado al tanto del revuelo que hubo a su alrededor, el videojuego se trata de dos personajes que se dejan llevar por la codicia impuesta por el diablo en una partida de casino, y pierden sus almas en una apuesta. Para recuperarlas, deberán de ir a cobrar deudas a una gran cantidad de enemigos esparcidos por el mapa del mundo.
Si hay algo de lo que se habló este último tiempo es de su dificultad, y realmente hay motivos para mencionarla.
Desde una dupla de sapos boxeadores hasta una flor gigante que no parara de tirarnos semillas, Cuphead se especializa principalmente en hacernos enfrentar a jefes finales. Estas peleas suelen estar divididas en varias etapas, incrementando cada vez más la intensidad y cambiando de forma, como así también de comportamiento. Si hay algo de lo que se habló este último tiempo es de su dificultad, y realmente hay motivos para mencionarla (más detalles al respecto luego).
Lo primero que nos aparece en frente es la perspectiva en 2D, y tanto el personaje principal como su compañero, si se elige jugar en cooperativo de forma local, responderán a este plano en todo momento. Pueden saltar, esquivar, agacharse, realizar varios tipos de ataque, y tal vez lo más importante, realizar un parry. Esto es conocido en videojuegos como el momento en que se defiende, o se presiona un botón en particular como es el salto en este caso, en un momento indicado.
Normalmente suele ser un bloqueo de un ataque, como sucede en el brutal Sekiro: Shadows Die Twice, pero aquí es sobre cualquier superficie que tenga algo de color rosa encima. Pueden ser objetos en el mapa o ataques de un jefe, por lo que podremos deshacernos de uno antes de que llegue hacia nosotros. Pero si jugamos coop, esto toma un rol aún más importante, permitiéndonos revivir a nuestro compañero o compañera si realizamos un parry sobre el fantasma que dejan sus cuerpos al morir. Las veces en las que salvé a la otra persona justo cuando se estaban yendo de la pantalla son, por poco, incontables. Pero lo mismo pasó al revés, siendo salvado por apenas un milisegundo. La dinámica que comienza a darse es brillante.
En Cuphead, cada enfrentamiento es hilarante
Y es que cada enfrentamiento en Cuphead es hilarante a su manera. En mi tiempo con el juego, tanto al jugar solo como con un compañero, viví algunas de las peleas con jefes más intensas en toda mi vida. Una de ellas nos llevaba a enfrentarnos a un girasol gigante que no deja de lanzarte cosas, desde semillas hasta pequeñas flores que brotan y se acercan hacia ti buscando morderte. En otra, tomando la forma de un avión y pasando a un nivel aéreo que rompía un poco con los esquemas de los niveles anteriores, nos enfrentábamos a un ser que iba cambiando de forma acorde a los signos del zodiaco, hasta convertirse en una luna que ocupa la mita de la pantalla, atacando con ovnis y estrellas.
Tal como cualquier otro juego, los jefes tienen sus propios patrones para cada etapa, y al principio parece bastar solamente con aprenderse los ataques de memoria. Pero no podría haber estado más equivocado. También se requiere habilidad, destreza, y el 100% (o incluso un poco más) de nuestra atención en cada movimiento que hacemos. Por defecto, los Cuphead sólo tienen tres vidas cada uno. Y una vez que llegan a cero, si no tienen a alguien a su lado para revivirlos, perderán la pelea y deberán comenzar de cero.
Es brutal, pero increíblemente satisfactorio cuando logramos la victoria. También podemos recolectar monedas para utilizar en tiendas a cambio de items o ataques especiales. Los mismos nos permiten, por ejemplo, tener un corazón más de vida a cambio de hacer menos daño. O volvernos invencibles mientras esquivamos, una ventana súper pequeña, pero no por eso no bienvenida.
Hay una forma de hacer las peleas más simples, pero es… complicado. Mientras navegamos el mapa y nos topamos con un nuevo jefe, podemos elegir entre la experiencia regular y una más simple. La simple no es tan fácil como uno esperaría, y a cambio, omite la última etapa de la pelea. ¿Suena bien, no? El problema es que no nos darán el contrato que necesitamos para avanzar en la historia. Por ende, esto termina siendo genial si tu quieres practicar o aprender algunos ataques particulares de un jefe, pero no es una solución. Cuphead demanda que vuelvas a intentarlo. Y aún más: que salgas victorioso en cada una de las peleas si quieres avanzar.
Cuphead demanda que vuelvas a intentarlo
No quiero llegar a la conclusión de esta reseña sin mencionar lo que probablemente haya sido la trampa de muchos jugadores que buscaban una experiencia tranquila para disfrutar en familia. La presentación del juego, tomando una inspiración clara de caricaturas de antaño y convirtiéndola en propia, larga estilo por donde lo veas. Desde cada menú, cada sonido, cada animación de los enemigos hasta la increíble banda sonora de jazz me retrotraen a una época que no recuerdo del todo bien debido a mi corta edad. Pero sí que se siente nostálgico de todas maneras.
La edición de Nintendo Switch funciona a 60 cuadros por segundo la mayor parte del tiempo, aunque esto se ve afectado cuando estamos jugando en cooperativo incluso en la pantalla grande utilizando el dock. Nunca llegó a volverse injugable, pero por momentos uno tenía que empezar a calcular los movimientos con un poco más de precaución que de costumbre. Vale destacar que, tanto portable como en la tele, Cuphead mantiene su calidad artística intacta y no hay sacrificios de ningún tipo.
Es incierto si veremos una secuela o no, pero así como llega a la consola de Nintendo, esta experiencia te mantendrá enganchado por horas, gritando, llorando de risa, y hundiéndote en un río de frustración una y otra vez. Porque a pesar de todo, siempre volverás a apretar el botón de continuar. Y la música comenzará a sonar de nuevo, dando pie a la pelea contra un jefe por la décima vez.