A unos 313 millones de kilómetros de la Tierra, la sonda espacial Hayabusa2, perteneciente a la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón, realizó un experimento que a muchos les quita el sueño.
Desplegó un pequeño impactador de mano lleno de explosivos plásticos y disparó una bala de cañón de cobre de un tamaño similar a una pelota de tenis contra un asteroide llamado Ryugu.
Citando a las revistas científicas Science y Nature, los detalles del experimento fueron recogidos por CNN en Español, que aclaró que la prueba tuvo como objetivo conocer la composición del cuerpo celeste rocoso.
La sonda “también lanzó una pequeña cámara llamada DCAM3 para capturar la detonación tal como ocurrió”, que siguió el procedimiento a 0.5 millas (0.8 kilómetros) de distancia.
“Los investigadores ahora saben que el impacto creó un cráter de casi 10 metros de ancho en la superficie del asteroide (…) El cráter dejado es como un semicírculo, que incluye un borde elevado, un hoyo central y un patrón asimétrico de material expulsado, según los investigadores. Creen que el patrón asimétrico podría deberse a una roca más grande debajo del cráter”, indicó el medio.
Basándose en el material liberado, la investigación ha planteado que el Ryugu incluye “material similar a la arena suelta en la Tierra”. De hecho, agregó CNN en Español, se trata de un asteroide oscuro e “increíblemente seco. Con una superficie cubierta de rocas, tiene forma de trompo y mide aproximadamente 560 millas (900 kilómetros) de ancho.
Las imágenes revelaron la presencia de “rocas oscuras y rugosas”, así como otras “brillantes y lisas”. Es probable que se haya formado de escombros sobrantes de un impacto.
“Las rocas son similares a las condritas carbonáceas, que son meteoritos primitivos. Algunas de las rocas contienen pequeños materiales coloreados llamados inclusiones que podrían contener minerales como el olivino. Esto también se encuentra en las condritas carbonáceas”, añadió.
CNN en Español planteó que los estudios determinaron que el asteroide “está compuesto en gran medida por material altamente poroso. Esto podría explicar por qué los meteoritos ricos en carbono rara vez se encuentran en la Tierra: nuestra atmósfera los protege y hace que se rompan en fragmentos”.
Matthias Grott, autor del estudio y experto del Instituto de Investigación Planetaria del Centro Aeroespacial Alemán, señaló que “los asteroides frágiles y altamente porosos como el Ryugu son probablemente el vínculo en la evolución del polvo cósmico en enormes cuerpos celestes. Esto cierra una brecha en nuestra comprensión de la formación planetaria, ya que casi nunca hemos podido detectar dicho material en meteoritos encontrados en la Tierra”.
“La investigación sobre el tema depende principalmente de la materia extraterrestre, que llega a la Tierra desde las profundidades del sistema solar en forma de meteoritos. Necesitamos misiones como la Hayabusa2 para visitar los cuerpos menores que se formaron durante las primeras etapas del sistema solar para confirmar, complementar o, con las observaciones apropiadas, refutar los modelos”, aportó ”, Jörn Helbert, coautor del estudio y director de Investigación del Instituto de Investigación Planetaria del Centro Aeroespacial Alemán.
Finalmente, el medio informativo destacó que, cuando regrese a fines de 2020, la Hayabusa2 traerá muestras recolectadas de dos sitios de aterrizaje en el asteroide. Además, sería “la primera misión en traer muestras de un asteroide de clase C, que no había sido visitado antes”.