Un equipo internacional de científicos comprobó que los microbios pueden sobrevivir cientos de millones de años, conservando sus funciones metabólicas. E incluso pueden reactivarse en un laboratorio.
En un estudio, divulgado este martes 28 de julio por la revista Nature Communications y citado por la agencia Reuters, se dio a conocer que los investigadores lograron revivir microbios que habitaban en sedimentos que recolectaron en el fondo marino del Pacífico Sur.
Este es considerado por los expertos como el lugar más hostil para la proliferación de la vida en el mar.
Los microbios permanecieron durante 101.5 millones de años a 74.5 metros bajo el fondo del mar y debajo de unos 5.7 kilómetros de agua, informó Infobae citando el estudio
Los científicos, liderados por el microbiólogo Yuki Morono de la Agencia de Ciencia y Tecnología de la Tierra y del Mar de Japón, incubaron los microbios durante 557 días en un entorno seguro de laboratorio. Los alimentaron con elementos ricos en carbono y nitrógeno como amoníaco, acetato y aminoácidos.
Con esa dieta, los microbios crecieron, se multiplicaron y mostraron diversas actividades metabólicas.
“Es sorprendente y biológicamente desafiante que una gran fracción de microbios puedan ser revividos tras mucho tiempo de entierro en condiciones extremadamente bajas de nutrientes o energía”, destacó Yuki Morono.
Los microbios, señalaron los expertos, eran aeróbicos —necesitaban oxígeno para vivir— y este elemento estaba presente en las muestras de sedimentos recolectados.
De acuerdo con los investigadores, esto demuestra que si el sedimento se acumula gradualmente en el fondo del mar a una velocidad de no más de un metro o dos cada millón de años, el oxígeno puede permanecer y permitir que dichos microbios sobrevivan por largos períodos.
“La parte más emocionante de este estudio es que muestra que no hay límite para la vida en los sedimentos de los océanos de la Tierra. Mantener una capacidad fisiológica completa durante 100 millones de años en aislamiento y sin alimentos es una hazaña impresionante”, agregó Steven D’Hondt, oceanógrafo de la Universidad de Rhode Island y coautor del estudio.