Una idea loca, pero muy útil para demostrar los impulsos eléctricos de las plantas hizo el artista e investigador David Bowen, ya que a los sensores dentro de sus nervios colocó pequeñas marcas para manejar un brazo robótico que controla un machete. De esa forma, durante el día, la planta mueve el arma de manera inusual.
Según explica Bowen sobre el funcionamiento del sistema en su página web:
«El sistema utiliza un microcontrolador de código abierto conectado a la planta para leer señales de resistencia variables en las hojas de la planta. Usando un software personalizado, estas señales se asignan en tiempo real a los movimientos de las articulaciones del robot industrial que sostiene un machete. Esencialmente, la planta es el cerebro del robot que controla el machete y determina cómo se balancea, golpea, corta e interactúa en el espacio».
Pero eso no es todo, ya que Bowen cuenta en la página que también está conectando a una planta para que pilote un dron.