Un preocupante estudio científico publicaron investigadores de la Universidad de Columbia en la revista PNAS , ya que un análisis encontró nanoplásticos en el agua embotellada.
Este material no solo contaminan los objetos completos, que tardan siglos en degradarse, sino también las partículas de menor tamaño que se van desprendiendo de él.
Los nanoplásticos, de hasta una milmillonésima de metro, son tan pequeños que pueden atravesar todos los tejidos humanos, viajar por el torrente sanguíneo y llegar al cerebro o a la placenta de las embarazadas. Aunque existe preocupación por sus efectos en la salud, los estudios están en fases iniciales.
Empleando una técnica llamada microscopía de dispersión estimulada Raman, los investigadores detectaron que, de media, en cada litro se podía encontrar alrededor de un cuarto de millón de estos trocitos de plástico.
Uno de los componentes más frecuentes encontrados entre estos nanoplásticos fue el PET (tereftalato de polietileno), el material del que suelen estar hechas las botellas de plástico. Según los responsables del estudio, estas partículas se pueden desprender cuando las botellas se calientan, cuando se estrujan o al abrir y cerrar el tapón.
En una revisión de estudios publicada en enero por eBioMedicine se advierte de que cada vez más pruebas sugieren que la exposición a microplásticos y nanoplásticos puede tener efectos negativos en distintos órganos humanos.