Ya sea que te gusten o no, lo cierto es que los e-scooters o patinetas eléctricas, transformaron nuestro mundo en el campo del transporte más que cualquier otra tecnología en 2018. Desde Portland a París, este año invadieron ciudades como langostas de dos ruedas, inspirando envidia, confusión y destrucción total. Los hipsters los odian. Los ciclistas los odian. Los peatones y conductores de tránsito los odian. Pero a todos los que han montado una les encantan, lo que convierte a las patinetas eléctricas en uno de los productos más útiles y polémicos de este año.
Cuando se trata de e-scooters, el personal de Digital Trends está profundamente dividido. Pero estamos dejando de lado la controversia en este debate: no es necesario que seamos absolutamente fanáticos de los e-scooters para reconocer que están cambiando fundamentalmente la forma en la que las personas se desplazan en las ciudades. La revolución está finalmente aquí.
Hemos informado acerca de patinetas eléctricas, bicicletas, scooters e incluso monociclos durante varios años, pero siempre han sido más divertidos que prácticos. Dar un salto a un práctico vehículo eléctrico significa gastar miles de dólares por adelantado, adaptarse a una rutina continua de carga, y si vives en un edificio, llevar a un vehículo del tamaño de una maleta por las escaleras hasta tu apartamento.
Los e-scooters que no necesitan cargarse continuamente así que resuelven todos estos problemas. Son baratos y fáciles de usar, llegan precargados, están disponibles en todas partes, y cuando terminas de usarlos, simplemente puedes dejarlos en su destino.
Sin embargo, a veces la gente los deja en lugares estúpidos. Algunas personas los montan en las aceras, o los conducen cuando están con unas copas de más, o incluso los manejan cargados con más pasajeros. Hemos visto de todo.
Pero estos son los dolores de crecimiento normales de una forma completamente nueva de transporte. Si revisas la historia, verás cómo los caballos alguna vez llevaron pasajeros trotando por las calles de las ciudades, que tenían basura hasta las rodillas. Después, los incipientes autos que no tenían medidas de seguridad inundaron ciudades en niebla tóxica, al igual que los preciosos trenes.
Muchos opinan que, si lo peor de los scooters eléctricos es una leve molestia a medida que los primeros pilotos aprenden a manejarlos apropiadamente en las transitadas calles, esa curva de aprendizaje vale la pena. Así que adelante, toma uno para dar una vuelta. Estás probando el futuro del transporte.