El impacto del coronavirus ha trastocado los planes de todos y ha cambiado la vida de la mayoría de los ciudadanos del globo, que se han visto confinados de la noche a la mañana en sus casas en el peor de los casos, o bien con los movimientos restringidos. El mundo se para, y todo con el objeto de hacer frente a la sangría de contagios que está colapsando las urgencias de medio planeta.
Estas medidas han afectado de lleno al sistema educativo ya que los niños y jóvenes se han visto obligados a permanecer en sus casas y los profesores a sustituir las clases presencias por la formación online. Ahora bien ¿es realmente efectiva la formación remota o es simplemente un remedio adoptado en una situación excepcional? Hemos querido indagar más sobre el asunto contactando con uno de los primeros centros en adoptar el conocido como ‘home schooling’ y esto es lo que hemos descubierto.
Nos trasladamos, virtualmente, claro, a Madrid, y en concreto al Brains International Schools, uno de los primeros centros en aplicar esta metodología de formación a distancia apoyándose en medios digitales. La capital hispana ha cobrado especial protagonismo en la crisis del coronavirus ya que su gobierno regional, en previsión de los contagios que se avecinaban, se adelantó al gobierno central de España a la hora de cerrar los centros educativos en Madrid y su región.
Trabajando desde casa con el iPad
“Desde el primer momento en el que la Comunidad de Madrid decretó el cierre de los centros educativos en Brains International Schools nos pusimos a trabajar y diseñar nuestro proyecto Home Schooling. Básicamente, lo que hemos hecho es trasladar nuestra metodología a un entorno virtual”, explican a Digital Trends en español desde el centro, “gran parte del trabajo ya lo teníamos hecho pues nuestros alumnos trabajan con iPad desde quinto de Primaria”. Pero asistir a una educación virtual no solo supone superar las barreras del contacto físico: es un cambio de paradigma radical al que hay que acostumbrarse.
Si nos estás leyendo y tienes algún hijo asistiendo a este tipo de formación, habrás descubierto que las clases ya no consisten en un orador y los alumnos tomando notas desde casa; ese formato ya no sirve puesto que el estudiante está rodeado de estímulos que lo hacen despistarse. En este sentido, el centro madrileño busca “alumnos activos que se cuestionan y son creadores de su propio conocimiento. En este proceso, el profesor ejerce de guía y es el que, mediante el diseño de actividades y experiencias de aprendizaje potencia, no solo el conocimiento de sus alumnos sino una serie de habilidades y competencias que de otra forma serían impensables”.
Un reto para padres y educadores
Como hemos apuntado al comienzo de este artículo, la crisis de la pandemia ha obligado a todos a improvisar y cambiar los paradigmas, y pese a que siempre tendemos a centrarnos en los alumnos ¿Qué hay de los padres y los educadores? «El primer día me dio una crisis de ansiedad», es la respuesta de una madre a la que se le pregunta cómo ha sido la reciente adopción de este modelo forzoso y que define bien cómo está siendo el cambio en buena parte de los hogares españoles.
De la noche a la mañana, todos los miembros de la unidad familiar se encuentran recluidos en casa y compartiendo espacios, que en muchas ocasiones, son minúsculos. Los padres trabajando remotamente desde su dormitorio y compartiendo esto con las tareas domésticas y dedicando una gran cantidad de tiempo a la supervisión de la educación de sus hijos. Sí, en la casa de quien les escribe se mantiene un horario “escolar” en el que se disfruta de recreos y los adultos trabajamos; la rutina es necesaria porque, como se ha explicado desde las autoridades, el confinamiento no es equivalente a vacaciones.
No la panacea, pero sí un excelente sustituto
Una conexión a internet, un iPad o computadora y una webcam (por lo general, ya integrada en la mayoría de los dispositivos). No es necesario contar con mucho más para celebrar una clase a distancia y con excelentes resultados. Sin embargo, nos vemos obligados a plantear una pregunta compleja: ¿se pierde mucho cuando la formación es virtual en lugar de presencial?
“Obviamente es una situación excepcional para todos, no debemos pasar por encima la importancia de las clases presenciales para el desarrollo de habilidades que de esta manera sí quedan en un segundo plano de forma inevitable por ejemplo: el desarrollo de habilidades sociales, el trabajo en equipo (aunque lo potenciamos con trabajos grupales en documentos compartidos, no es igual que físicamente) y, para los más pequeños la importancia del juego con sus iguales… son aprendizajes que mientras dure esta situación podemos solventar sin problemas pero, lógicamente esta no es la situación ideal para nadie… tampoco para la educación”.
Nos alivia saber que, al final, el contacto humano cuenta con ese punto adicional que lo hace superior a cualquier formación virtual o empleo de nuevas tecnologías. La crisis del coronavirus pasará pero nos dejará un legado importante en lo que respecta al cambio de hábitos y en todos los planos, y estos expertos corroboran este extremo: esta situación, “ha hecho ver la necesidad de actualización y formación a los docentes. Quien no estaba formado en metodologías activas y en uso pedagógico de la tecnología se está viendo con grandes dificultades para afrontar este reto. Sin duda, esta situación supondrá un cambio en la educación según la conocemos”.