Plomo, titanio y otras toxinas capaces de provocar serios daños a las células humanas y a los pulmones de animales, son algunos de los metales que pueden liberar los fuegos artificiales, como los que estallaron el 4 de agosto en la fábrica siniestrada en El Líbano.
Así lo estableció una reciente investigación de la Escuela de Medicina de Grossman de la Universidad de Nueva York, que analizó los efectos de doce tipos de fuegos artificiales disponibles en Estados Unidos.
Se trata del primer estudio que examina los efectos de la exposición a los fuegos artificiales en células humanas y animales vivos, y que además detecta las partículas de los metales que estos liberan.
Aunque la investigación solo aborda los efectos potenciales de una exposición única a los metales, una exposición repetida o prolongada probablemente sea una preocupación mayor, había advertido Terry Gordon, del Departamento de Medicina Ambiental en NYU y autor principal del estudio, antes del incidente en Beirut.
Daños pulmonares
La investigación liderada por Gordo reveló elevados niveles de plomo presentes en dos de los fuegos artificiales analizados.
Según los experimentos en roedores y tejido humano, la exposición pulmonar a las emisiones de partículas de cinco tipos de fuegos artificiales aumentó significativamente la oxidación, un proceso químico en el cuerpo que puede dañar o incluso matar células si no se controla.
«Si bien muchos tienen cuidado de protegerse de las lesiones causadas por las explosiones, nuestros resultados sugieren que la inhalación de humo de fuegos artificiales puede causar daños a largo plazo, un riesgo que se ha ignorado en gran medida», detalló el investigador.
Gordon y su equipo también analizaron 14 años de muestras de calidad del aire tomadas por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) en docenas de sitios de Estados Unidos.
La investigación descubrió que los niveles de metales tóxicos eran más altos en días cercanos a conmemoraciones, como el 4 de julio o Año Nuevo.
Exposición prolongada
Además del plomo, el titanio, el estroncio y el cobre se encuentran comúnmente en los fuegos artificiales. «Aunque las personas solo están expuestas a estas sustancias durante un corto período de tiempo, son mucho más tóxicas que los contaminantes que respiramos diariamente”, agregó.
Para crear colores brillantes, los metales están expuestos a altas temperaturas, causando una reacción química que emite un destello de luz de color. Por ejemplo, los fuegos artificiales rojos se pueden hacer con estroncio y los azules con cobre.
El estudio, publicado en julio de 2020 en la revista Particle and Fiber Toxicology, incluyó fuegos de artificios como el Black Cuckoo, la rueda que cambia de color y el petardo Blue Storm, los que fueron explosionados en una cámara en el laboratorio.
Luego, expusieron las células pulmonares humanas y varias docenas de ratones a las partículas capturadas, especialmente en dosis bajas que se cree que coinciden con la exposición diaria de un neoyorquino a contaminantes en el aire de Manhattan.