Todos estamos acostumbrados a que la información de los precios de los productos esté registrada en códigos de barra o QR. Sin embargo, un grupo de investigadores quiere reemplazarlas por “etiquetas de ADN”, más seguras y compactas.
Gracias a los avances en el campo de la biología sintética, investigadores de la Universidad de Washington desarrollaron Porcupine, un novedoso sistema de marcado «molecular» que podría transformarse en la principal amenaza de los códigos de barra.
«El etiquetado molecular no es una idea nueva, pero los métodos existentes aún son complicados y requieren acceso a un laboratorio, lo que descarta muchos escenarios del mundo real», explicó la investigadora Kathryn Doroshack, del Laboratorio de Sistemas de Información Molecular (MISL) de la Universidad de Washington.
Doroshack agregó que se trata del «primer sistema de etiquetado molecular portátil, que permite la codificación y decodificación rápida, y que es más accesible que los métodos de etiquetado molecular existentes».
Porcupine, desarrollado en colaboración con Microsoft, utiliza etiquetas sintéticas basadas en ADN y lecturas basadas en nanoporos.
Cómo funciona y cuáles son sus ventajas
Los científicos crearon en primer lugar 96 hebras sintéticas únicas de ADN, a las que llamaron bits moleculares o «molbits». Los 0 y 1 de una etiqueta digital están representados por la ausencia o presencia de cada uno de los 96 molbits, número fue definido solo para el prototipo.
«Un usuario primero define una etiqueta digital como un número binario de 96 bits y obtiene 1 bit de la etiqueta molecular. La etiqueta se aplica a un objeto, que luego se envía o almacena», escriben los autores, en un artículo publicado en Nature Communications.
Aunque el ADN es conocido por ser costoso tanto de leer como de escribir, Porcupine resuelve este problema al presintetizar los fragmentos, reduciendo los costos y permitiendo la creación rápida de nuevas etiquetas mezclando hebras existentes.
Para que un usuario luego lea la etiqueta, debe rehidratarla y cargarla en un sistema portátil, un denominado ONT MinION, que permite al software decodificarla.
El enfoque puede parecer más complejo que el tradicional código de barras con rayas blancas y negras. Pero tiene numerosas ventajas, enfatizan los desarrolladores.
«A diferencia de los métodos de control de inventario existentes, las etiquetas de ADN no se pueden detectar con la vista o el tacto. En la práctica, esto significa que son difíciles de manipular», explicó el coautor Jeff Nivala a Technology Networks.
Esto las transforma en ideales para rastrear artículos de alto valor y separar los bienes legítimos de las falsificaciones. “También podría usarse para rastrear documentos importantes. Por ejemplo, (…) para rastrear las boletas de los votantes y evitar la manipulación en elecciones”, puntualizó.