La escena es bastante clásica: tocas el timbre del ascensor y esperas con la cabeza arriba mientras esperas que baje a toda velocidad para poder llegar a tu destino. ¿Hay un tiempo exacto de cuánto se demorará en abrirse frente a ti?. Esa es la pregunta que intentó resolver Zhijie Feng, físico de la Universidad de Bostón.
En su nuevo artículo en Journal of Statistical Mechanics, el científico intenta construir una réplica en miniatura para responder a su interrogante y calcular la velocidad vertical con base a una serie de variables.
“Los ingenieros ya han desarrollado modelos computacionales para simular ascensores de la manera más realista posible. En cambio, queríamos una visión de los mecanismos básicos, utilizando suficientes parámetros para describir lo que vemos de una manera que podamos entender completamente”, comentó Feng.
Cómo realizó el cálculo del tiempo de los ascensores
El físico oriundo de Hong Kong utilizó seis variables:
- Edificios desocupados.
- Transporte por orden de llegada.
- Ascensores idénticos que viajan a pisos de destino distribuidos uniformemente.
- Dos punto cinco segundos para entrar o salir de ascensores.
- Un segundo para viajar de un piso a otro.
Junto al profesor Sidney Redner del Instituto Santa Fe simuló que “para un edificio de 100 pisos con un ascensor idealizado de capacidad infinita, los tiempos de espera suelen caer entre cinco y siete minutos. Con ascensores que pueden transportar a 20 personas cada uno, y edificios que tienen capacidad para 100 trabajadores por piso, este ciclo requiere 500 viajes durante 2 horas , o 21 ascensores para que todos trabajen a tiempo”.
Una de las conclusiones sobre el tiempo de viaje lo dan ambos investigadores:
“Si los ascensores no están relacionados, el tiempo de espera ‘debería ser igual al tiempo de ciclo del ascensor único dividido por el número de ascensores, que es de aproximadamente 15 segundos’. Sin embargo, este eficiente espaciado de ascensores no dura: a medida que aumenta la demanda de pasajeros, los ascensores comienzan a moverse en cerradura, creando atascos de tráfico en el vestíbulo de abajo hasta que varios ascensores llegan de vuelta a la planta baja al mismo tiempo”.
Feng y Redner seguirán trabajando, por ahora, para seguir mirando arriba y ver cómo el número cambia.