Una teoría sostiene que la forma en que nos comunicamos en línea, incluso a través del correo electrónico y las redes sociales, revela mucho sobre nuestra personalidad y tipos de caracteres.
Así lo plantearon psicólogos de la Universidad de Bath del Reino Unido, que analizó las diferencias en los estilos de comunicación electrónica entre personas con autismo y quienes no presentan este trastorno.
Según los investigadores, estos hallazgos tienen mayor relevancia sobre cómo nos comunicamos en línea.
«No hay una forma correcta o incorrecta de enviar correos electrónicos, pero definitivamente hay diferentes estilos de correo electrónico y eso puede revelar una gran cantidad de características”, afirmó Punit Shah, del Departamento de Psicología de la Universidad de Bath.
Si bien el trabajo solo consideró las diferencias entre personas con autismo y sin este trastorno, la trascendencia de estas diferencias tiene una relevancia más amplia, afirmó la investigadora.
Hallazgos
Según el análisis publicado en una carta abierta en la revista Molecular Autism, los psicólogos observaron las formas en que el estilo de correo electrónico difería entre los dos grupos estudiados
Los especialistas visualizaron menos preámbulos en los correos electrónicos de personas con autismo, como el uso del Espero que estés bien, pero una referencia más formal, como Estimado profesor.
Las personas con autismo también mostraron una mayor atención a los detalles, corrigiendo a su interlocutor cuando escribía con errores gramaticales o enviaba hipervínculos rotos. De todos modos, también estaban más dispuestas a corregir sus propios fallos.
Por el contrario, las personas sin autismo no solían estas correcciones, probablemente para no parecer groseros, señalan los especialistas.
Las personas con autismo también se comunicaban de forma más precisa, aunque socialmente poco convencional, indicando la hora exacta de la llegada a una reunión, por ejemplo.
Adaptar estilos
A juicio de los especialistas, sería útil que la población adopte un estilo más directo, eficiente y preciso en los correos electrónicos, como el que utilizan las personas con autismo.
«Algunas personas pueden rechazar correos electrónicos en segundos, con poco cuidado por preámbulos corteses, formalidades u ortografía. Pero debemos tratar de no leer demasiado sobre cómo se dice algo y centrarnos más en su función”, sostuvo.
Otra de las conclusiones es la necesidad de dar “el beneficio de la duda» si el interlocutor parece poco convencional. «En nuestro acelerado mundo en línea, esperamos ser tan tolerantes y respetuosos de los diferentes estilos de comunicación electrónica”, planteó.