Hace unos 233 millones de años, los mamíferos se convirtieron a sangre caliente, pudiendo soportar temperaturas extremas y adaptándose al clima del planeta Tierra. ¿Pero cómo surgió esto?.
Una reciente investigación de paleontólogo de vertebrados de la Universidad de Lisboa descubrieron en fósiles cómo en la contracción de los oídos está la clave.
El proceso de la sangre caliente también se llama endotermia, que es una de las características clave de los mamíferos, que permite a los animales regular su temperatura corporal interna mediante el control de sus tasas metabólicas.
En todos los vertebrados, el laberinto de canales semicirculares en el oído interno contiene un líquido que responde a los movimientos de la cabeza, rozando las diminutas células ciliadas en el oído y ayudando a mantener una sensación de equilibrio. Ese líquido puede volverse más espeso o más delgado dependiendo de la temperatura corporal.
«Los mamíferos tienen oídos internos muy únicos», dice el paleontólogo Ricardo Araújo. En comparación con los vertebrados de sangre fría de tamaño similar, las dimensiones de los canales semicirculares de los mamíferos, como el grosor, la longitud y el radio de curvatura, son particularmente pequeñas, dice. «Los conductos son muy delgados y tienden a ser muy circulares en comparación con otros animales».
En los animales de sangre caliente, el líquido se vuelve menos viscoso y los canales pueden haberse encogido para compensar.
El momento del supuesto cambio de sangre fría a caliente pasó hace unos 233 millones de años, corresponde a un interludio geológicamente breve de clima altamente inestable conocido como el Episodio Pluvial Carniano. «Era un momento en que las temperaturas globales estaban cambiando mucho, y también era un momento muy húmedo y húmedo», dice Kenneth Angielczyk, paleontólogo del Museo Field en Chicago. «Uno de los beneficios de la endotermia es que estabiliza el entorno interno del cuerpo, le permite operar independientemente de las condiciones ambientales».