La erupción del volcán Hunga-Tonga-Hunga-Ha’apai de la isla de Tonga nos alertó sobre lo vulnerable que puede ser nuestro planeta ante este tipo de eventos telúricos.
La violenta explosión registrada el 14 de enero no solo golpeó con fuerza la isla de Tonga, también disparó una alerta de tsunami en varios países de la costa del Pacífico.
Así, aquel evento nos invita a conocer cuáles son las principales amenazas para la Tierra a nivel telúrico y cuáles son las formaciones que podrían provocar un terremoto masivo.
Una de estas formaciones es la falla submarina de Cascadia, que se encuentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico, precisamente el lugar donde ocurren 90 por ciento de los terremotos del planeta.
Esta falla tiene una extensión de más de 1,100 kilómetros y abarca desde la provincia canadiense de Columbia Británica hasta el norte de California.
Los científicos tienen su atención puesta en Cascadia desde hace tiempo, ya que se espera que sea la responsable de un megaterremoto que azotaría el noroeste del Pacífico.
Tensión que se acumula
A los investigadores les llama la atención que esta falla permanezca en silencio durante tanto tiempo. El evento más recordado asociado a esta formación ocurrió en 1700, cuando un terremoto de magnitud 9 provocó un tsunami que llegó hasta Japón.
Los expertos señalan que este silencio podría indicar que está bloqueada con el borde de la placa continental norteamericana pegado a la placa oceánica de Juan de Fuca, que se encuentra en proceso de subducción mientras se hunde cerca de cuatro centímetros al año.
“A medida que la placa continental se flexiona y acumula tensión, Cascadia podría dirigirse hacia un megaterremoto como el de 1700, cuando la falla se rompió a lo largo de toda su extensión, desde el norte de Vancouver (Canadá) hasta el sur de Portland (Oregón)”, advierte un artículo de Science.
“Un terremoto así inundaría la costa con una ola de hasta 30 metros de altura, licuaría el suelo bajo las ciudades y probablemente se cobraría miles de vidas”.
Por supuesto, nadie sabe si el próximo terremoto de Cascadia volverá a romper toda la falla. Lo que sí se sabe es que los grandes sismos han ocurrido aquí cada 500 años aproximadamente.
Segmentos
Las imágenes tomadas por los científicos durante años muestran que las zonas rugosas a lo largo de la falla pueden dividirla en segmentos, que actuarían como “puertas” que podrían detener una eventual ruptura.
Según los expertos, identificar con precisión estas estructuras reforzaría la idea de la segmentación de Cascadia, lo que podría reducir la probabilidad de que se produzcan grandes eventos catastróficos.
Una versión menos optimista indica que, en las próximas décadas, la ruptura de esta falla provocaría en los estados de Washington y Oregón la que podría ser la mayor catástrofe natural en la historia de Estados Unidos.
De hecho, muchos investigadores dicen que lo importante no es determinar si ocurrirá o no, sino cuándo será esta tragedia.