Un nuevo método para administrar medicamentos a los enfermos de cáncer podría ayudar a evitar algunos de los horribles efectos de la quimioterapia.
Gracias al uso de micro-burbujas mágneticas y vibraciones ultrasónicas, un grupo de científicos ha sido capaz de transportar e insertar medicamentos en las células tumorales.
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A través de estas micro-burbujas magnéticas, cubiertas con nanopartículas magnéticas, se suministran los fármacos que ayudar a combatir el cáncer. Esta mezcla se inyectó primero en la sangre de los ratones de un laboratorio para comprobar su eficacia.
Una vez inyectada, los científicos pudieron dirigir estas micro-burbujas hacia los tumores y, con vibraciones ultrasónicas, maniobrar en dirección a la zona del tumor.
Al añadir las vibraciones ultrasónicas, las burbujas estallan, disparando nanopartículas portadoras de fármacos contra el cáncer a una profundidad de unas 50 capas de células o micras (la millonésima parte del metro) dentro del tejido tumoral.
En un artículo publicado en la revista Nature, los científicos chinos Yu Gao, y Chon U Chan, entre otros, de la Universidad Tecnológica de Nanyang (NTU Singapur) aseguran que «la administración de fármacos de liberación controlada es el ‘santo grial’ de la nanomedicina».
Los medicamentos que se utilizan durante la quimioterapia son indiscriminados, es decir, dañan tanto las células cancerosas como algunas saludables mientras fluyen a través del torrente sanguíneo.
La eficacia de un fármaco también se ve comprometida una vez que se absorbe y se filtra por el hígado y los pulmones. De manera que, lo que queda del medicamento contra el cáncer tiene efectos limitados sobre el tumor en sí mismo, ya que es incapaz de infiltrarse en el tejido. Las células cancerosas que quedan vivas pueden multiplicarse y provocar que la enfermedad resurja de nuevo.
El mes pasado, un equipo formado por investigadores chinos y estadounidenses desarrollaron otro método innovador para abordar la administración de medicamentos de una forma dirigida y controlada.
Con nanopartículas, un equipo dirigido por Jun Wang y Shuming Nie, entre otros, fue capaz de adentrarse en el tejido tumoral y liberar el medicamento que se utiliza durante la quimioterapia directamente en el interior de las células. Así las nanopartículas viajan a través del torrente sanguíneo, se deslizan en los vasos sanguíneos que gotean del tumor y descargan el fármaco contra el cáncer que, finalmente, se infiltra atacando las células tumorales.
Con métodos así, aunque las células cancerígenas se muevan rápido e intenten esconderse, al final serán rastreadas, inyectadas y destruidas.