La fama de duro, obsesivo y controlador con el trabajo de sus empleados, terminó pasándole la cuenta a Bill Gates en Microsoft, donde la mayoría de sus trabajadores terminó colapsado. Hoy da charlas como un abuelito jubilado para contar su experiencia y sus proyectos filantrópicos, y a modo de anécdota cuenta esos tiempos que dejó en el pasado.
Hoy su lema es: «No eres vago si te das un respiro».
En una de esas tantas charlas motivacionales, Bill Gates reveló que bordeando sus 20 años «no creía en las vacaciones. No creía en los fines de semana. Obligaba a todos los que me rodeaban a trabajar muchas horas. En los primeros tiempos de Microsoft, mi oficina tenía vistas al aparcamiento y yo llevaba la cuenta de quién se iba pronto y quién se quedaba hasta tarde».
En una serie de podcast que el millonario inversor de tecnología realizó con la BBC, , habló de su obsesión con la productividad.
«Conocía la matrícula de todo el mundo, así que podía mirar en el aparcamiento y ver cuándo entraba la gente, cuándo se iba. Con el tiempo tuve que aflojar, cuando la empresa alcanzó un tamaño razonable», explica.
“Era como un capataz que merodeaba por el estacionamiento, especialmente los fines de semana”, cita el portal especializado Gear Rice.
Bill Gates eso sí reconoció que tuvo que cambiar esa práctica. “Al final tuve que relajarme, ya que la empresa alcanzó un tamaño razonable”, dijo el multimillonario en el programa de BBC.