En 2006, apenas tres años después de su debut en línea, MySpace era el sitio de internet más visitado en Estados Unidos, por encima del gigante Google. También era la plataforma en la que artistas como Arctic Monkeys o Adele se habían catapultado a la fama.
MySpace, que para miles de usuarios había sido su primer contacto con una red social, también era una plataforma que se había adelantado a Spotify: por una suma que se antoja módica, $10 millones de dólares según su exvicepresidente de mercadotecnia Sean Percival, MySpace permitía a cualquier usuario registrado escuchar sin límites y sin anuncios lo último de los artistas de varios sellos discográficos. Aún así, MySpace terminó en el olvido.
En 2015, Percival contó en la conferencia by:Larm lo que a su juicio llevó a la ruina a MySpace, pero también lo que pudo haber salvado a la red social. Del fracaso, habló de una burda búsqueda por obtener dinero como fuera posible, incluso con publicidad que los estándares actuales calificarían de engañosa e invasiva. Pero de la que pudo haber sido la salvación, Percival no titubeó en decir que MySpace debió seguir por el camino musical.
“En cierto sentido, habíamos perdido la guerra de las redes sociales, pero debimos ir con todo en el aspecto musical. En ese momento, MySpace tenía un acuerdo único con las disqueras, era el único sitio donde podías reproducir gratis cualquier canción de los principales sellos”.
Dijo Percival en una declaración consignada por el diario The Guardian.
Un inicio con pocos escrúpulos
MySpace debutó en línea el 1 de agosto de 2003. Sus cofundadores, Chris DeWolfe y Tom Anderson, trabajaban en eUniverse, una compañía dedicada a la publicidad en línea. La empresa colocaba anuncios en la web para vender “productos basura”, según Percival, como píldoras para adelgazar y pequeños helicópteros a control remoto. Entonces supieron del éxito de Friendster, una red social donde los anuncios tenían una alta tasa de éxito. Según Percival, DeWolfe y Anderson dijeron literalmente “deberíamos copiarla” a fin de distribuir los anuncios de eUniverse.
Dentro de poco, MySpace se convirtió en uno de los sitios más populares en Estados Unidos. Había conquistado a los adolescentes. En 2004, apenas un año después del nacimiento de MySpace, Facebook irrumpió en la red, aunque lo hizo tibiamente, con un lanzamiento dedicado solo a estudiantes universitarios. En febrero de 2005, DeWolfe intentó comprar Facebook por $75 millones de dólares, pero Mark Zuckerberg rechazó la oferta. Cinco meses después, MySpace fue adquirida por News Corporation, el conglomerado de empresas de medios que pertenece a Rupert Murdoch. La operación alcanzó los $580 millones de dólares y fue una de las primeras compras de gran calado para una empresa de internet.
Pero con la compra, llegó la exigencia de ser una empresa rentable. MySpace se llenó de más anuncios que hicieron la página más pesada. Encima, frente a sí tenía la revolución de Facebook y la de los smartphones, que Zuckerberg supo leer de forma fantástica.
Ni YouTube, Bandcamp o Soundcloud, MySpace
Dicen que quien pega primero pega dos veces, y algo así pasó con MySpace en el terreno musical. Si bien la red social servía para conectar con otros usuarios y mostrarles todo eso que los movía, en 2004 la banda británica Arctic Monkeys revolucionó el status quo musical al subir a MySpace sus demos. Servicios como YouTube (2005), Soundcloud (2007) y Bandcamp (2008) todavía no existían, así que MySpace se convirtió en un foro para que artistas de todo el mundo pudieran mostrarse a una audiencia joven y aprovechar la publicidad de boca en boca, o mejor dicho, de perfil a perfil.
Pero los Arctic Monkeys no fueron los únicos que crecieron con MySpace. En la categoría también caben Katy Perry, Adele, My Chemical Romance, entre otros. Por eso, cuando MySpace anunció que había perdido todos los archivos subidos a la red social entre 2003 y 2015, desató la furia de internet. Dice que los perdió en una transición de servidores, pero algunos creen que en realidad la empresa lo hizo adrede. Después de todo, es menos lioso decir lo perdimos por ineptos que lo perdimos porque nos importó un carajo.
Quizá, si MySpace hubiera seguido su camino musical, hoy no hablaríamos de Spotify como lo que es. La posibilidad incluso circuló al interior de MySpace, con Percival confesando que la empresa trató de comprar Spotify.