Era otro el ciberespacio. “En Internet, nadie sabe que eres un perro”, caricatura que publicó Peter Steiner el 5 de julio de 1993 en la revista The New Yorker, hace alusión a una característica que ha sido eliminada por sofisticadas técnicas de rastreo e identificación con las que, aun sin conocer algo básico como nuestro nombre, son capaces de crear un sofisticado perfil socioeconómico para fines mercadológicos. Los especialistas de la mercadotecnia en línea lo resumen en una frase tan sencilla como sugerente: ni tu madre sabe tanto de ti como Google.
La caricatura ha sido reproducida hasta la náusea y adaptada en los últimos años al vehículo de difusión masiva cultural por excelencia: el meme. Dos perros sentados frente a una computadora, uno de ellos con una pata sobre el teclado como si estuviera apunto de darle enter a un mensaje y el célebre pie: “On the Internet, nobody knows you’re a dog” (“En Internet, nadie sabe que eres un perro”). Steiner, un caricaturista que llevaba al menos una década colaborando en The New Yorker, eligió sintetizar internet en una característica cada vez más en un desuso que, según los defensores a ultranza de la web libre, es trágico. En 1993, internet era anónimo y quien fuera (respetando la cuota de entrada de tener una computadora con acceso a la red) podía publicar lo que fuera sin tener que rendir cuentas. Desde una perspectiva más romántica, la viñeta hace alusión a la democratización de internet: da igual quién o qué seas, lo que importa es lo que tengas que decir.
The New Yorker publicó la caricatura de Steiner cuando internet era todavía un concepto novedoso, aunque con su difusión lo acercó a millones de lectores. El mismo caricaturista admitió en 2013, en una entrevista con el diario The Washington Post, que cuando la dibujó ni siquiera era un entusiasta del internet, aunque tiempo atrás se había suscrito a un servicio de compra en línea “más por curiosidad que por otra cosa”. La caricatura resonó en su momento, pero no fue sino unos años después que se convirtió en uno de los varios íconos de la web y también la caricatura más reproducida en la historia de la revista The New Yorker.
Wikipedia describe la célebre viñeta como un adagio, aunque habría que agregar que también fue una especie de presagio. Apenas un año después de su publicación, dos científicos computacionales llamados Lou Montulli y John Giannandrea (quien por cierto dirige el departamento de inteligencia artificial de Apple) diseñaron las especificaciones de las primeras cookies, las herramientas informáticas pioneras en el rastreo de datos con fines publicitarios de los usuarios de la red.
Igual, tuvieron que pasar años para que las cookies y las herramientas diseñadas para identificarnos y catalogarnos según nuestros intereses en línea sonaran las alarmas de cómo internet dejó de ser un espacio donde nadie sabía si detrás de la computadora había un perro. Ahora, en la era de Instagram, los me gusta y los metadatos, internet sabe incluso qué raza de perro eres.