¿Recuerdas esas películas de ciencia ficción en las que las autoridades sabían si alguien tenía planes de cometer un crimen, y lo detenían antes de que se llevara a cabo? Pronto, algo similar podría ser posible, aunque no con anticipación. Los científicos pueden saber cual fue tu intención al cometer un crimen, basándose en las señales que envía tu cerebro.
Neurocientíficos de todo el mundo están tratando de descubrir los secretos del cerebro mediante el estudio de sus imágenes. Eso sin duda no es una tarea fácil. El cerebro humano tiene uno de los diseños más sofisticados y ha resultado difícil de descifrar. Pero un equipo de investigadores ha descubierto que las imágenes cerebrales revelan si alguien cometió un delito a sabiendas o imprudentemente. Puede parecer una pequeña distinción, pero podría tener un impacto significativo en las cortes de justicia.
El Código Penal de los Estados Unidos considera la culpabilidad penal a través de un filtro de la conciencia y las intenciones de un sospechoso. Alguien que sabía que estaba actuando en contra de la ley está sujeto a penalidades más estrictas que alguien que no lo sabía. Para ser más precisos, las acciones de un sospechoso se consideran en una escala de gravedad que incluye: deliberada, consciente, imprudente y negligente.
«Dos personas podrían cometer exactamente el mismo crimen con todos sus elementos y circunstancias, y dependiendo de sus estados mentales, la diferencia podría ser que uno iría a la cárcel durante 14 años y el otro conseguiría libertad condicional», dijo Read Montague, un neurocientífico en Virginia Tech que dirigió el estudio, en un comunicado de prensa. «Basándose en qué lado de la línea uno está entre «actuar a sabiendas» e «imprudentemente», podría ser la diferencia para ser privado de su libertad.»
Montague y su equipo escanearon los cerebros de 40 personas y usaron algoritmos de aprendizaje automático para estudiar las imágenes y determinar si los participantes sabían que estaban cometiendo crímenes.
A los participantes se les dio un experimento mental, en el que tenían que decidir si llevar o no una maleta a través de una frontera. Se les dieron diferentes probabilidades de que la maleta contuviera drogas ilícitas, a fin de diferenciar entre los que conscientemente cometieron un delito, ya que el caso claramente contenía una sustancia ilegal, y aquellos que aceptaron el riesgo asociado con el acto. Al controlar qué partes del cerebro se activaban en cada exploración, los investigadores fueron capaces de determinar qué participantes sabían que estaban llevando drogas, y qué participantes simplemente actuaron imprudentemente.
La investigación, que se publicó la semana pasada en la revista Early Edition Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias, demuestra la primera evidencia neurobiológica de la diferencia entre los estados mentales de las personas que cometen un crimen. Aunque el estudio está actualmente confinado al laboratorio, es decir, que las exploraciones cerebrales necesitan ser capturadas mientras el sujeto está tomando la decisión, algún día podría ayudar a los tribunales a tomar decisiones más precisas sobre la culpabilidad criminal de un sospechoso.