En julio de este año, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) acordó que las empresas multinacionales deberán pagar 15 por ciento de impuestos en los territorios donde generaran ganancias, en lugar de hacerlo únicamente donde están establecidas sus sedes fiscales. Sin embargo, en ese momento Irlanda se resistió y no se sumó al acuerdo.
Irlanda es un país que ofrece la oportunidad de pagar menos dinero en impuestos, por lo que grandes empresas tecnológicas como Google, Facebook y Apple han sido atraídas para tener su sede europea en Dublín y así llevar a cabo sus actividades en ese continente.
Hasta el momento, este país grava con 12.5 por ciento a las multinacionales que facturen más de 750 millones de euros anuales. Pero eso está por cambiar, ya que después de pasar años resistiéndose, el país aceptó unirse al pacto internacional que buscar aumentar los impuestos para esas empresas.
Con el acuerdo, ahora se aplicará la tasa de 15 por ciento a “56 multinacionales irlandesas que emplean a aproximadamente 100,000 personas, y a 1,500 empresas multinacionales de propiedad extranjera con sede en Irlanda que emplean a aproximadamente 400,000 personas”.
De esta manera, el estatus de Irlanda como paraíso fiscal para las multinacionales llegaría a su fin, al igual que la presión y las críticas por parte de otros países de la Unión Europea junto con Reino Unido, donde se han aplicado tasas corporativas más elevadas. La tasa impositiva de 12.5 por ciento se ha aplicado en Irlanda desde el 1 de enero de 2003.
A Irlanda no le quedó otra que aceptar, de lo contrario, perdería influencia en las decisiones de ese calibre y quedaría fuera de las discusiones importantes de la OCDE, en la cual participan 140 países de todo el mundo, como Alemania, Canadá, Estados Unidos, Japón, Francia, Italia y Reino Unido.
Las condiciones de Irlanda
Si bien Irlanda aceptó el acuerdo, lo hizo con un par de condiciones y aclaraciones. Lo primero que consiguió, luego de negociar con la OCDE, fue eliminar el texto del documento que supone un impuesto de “al menos 15 por ciento”. Así estableció que el porcentaje será invariable.
“El acuerdo establece que la tasa mínima efectiva para las multinacionales con una facturación anual superior a 750 millones de euros es de 15 por ciento. Hemos asegurado la eliminación de ‘al menos’ en el texto. Esto proporcionará una certeza fundamental para el Gobierno y la industria, y brindará estabilidad y seguridad a largo plazo a las empresas en el contexto de las decisiones de inversión”, dijo Paschal Donohoe, ministro de Finanzas de Irlanda, en un comunicado.
Irlanda ha establecido también que las empresas multinacionales que generen ganancias de menos de 750 millones de euros anuales seguirán siendo gravadas con 12.5 por ciento de impuestos. Es la segunda tasa más baja de la Unión Europea, según el último informe de la organización Tax Foundation.
“Para más de 160,000 empresas en Irlanda con una facturación inferior a 750 millones de euros al año, que emplean aproximadamente a 1.8 millones de personas, no habrá cambios en la tasa del impuesto de sociedades de 12.5 por ciento”, dijo Donohoe.
El impacto del acuerdo
Aunque parezca que el aumento de 12.5 a 15 por ciento no es un gran cambio, sí lo es. Con el acuerdo, las grandes empresas tecnológicas junto con una serie de firmas farmacéuticas, como Google, Apple y Facebook, Pfizer, Intel, LinkedIn, TikTok, IBM y Twitter, pagarán mucho más en impuestos de que pagan actualmente.
Tal es la importancia de las multinacionales para la economía del país, que las cifras de las autoridades fiscales de Irlanda publicadas en mayo mostraron que solo 100 empresas representaban casi 80 por ciento de los ingresos fiscales.
Las cifras excluyeron los sectores cerrados por la pandemia, como los de hotelería y viajes, pero mostraron la dependencia de Irlanda de las multinacionales para el impuesto sobre el empleo y la renta.
En Irlanda, cerca de 32 por ciento de todos los puestos de trabajo en 2020 se dio en multinacionales, y esos empleados contribuyeron con 49 por ciento de todos los impuestos sobre el empleo, en comparación con el 27 y 44 por ciento, respectivamente, que se efectuó en 2019.
Por otro lado, con el aumento de los impuestos se generarán aproximadamente 130,000 millones de euros anuales de ingresos fiscales a nivel mundial, lo cual ayudaría a estabilizar el sistema fiscal internacional.
“El acuerdo representa un paso importante hacia la resolución de los problemas provocados por la digitalización de la economía, el cual dio lugar a que el marco fiscal internacional luchara por adaptarse a los modelos comerciales en evolución de las grandes empresas multinacionales”, agregó Donohoe.
La resolución, que le costó al fisco irlandés entre 800 millones y 2,000 millones de euros al año (según estimaciones del Gobierno) debería entrar en vigor en 2023, si todo sigue con el rumbo actual.