Un 94.5 por ciento de eficacia para prevenir el COVID-19 ofrece la vacuna de Moderna, según comunicó este lunes la compañía estadounidense.
La cifra es superior al 92 por ciento que había comunicado el gobierno ruso para su vacuna Sputnik V y al 90 por ciento que había informado la también estadounidense Pfizer.
Se trata de la «la primera validación clínica de que nuestra vacuna puede prevenir la enfermedad Covid-19, incluida la enfermedad grave», afirmó Stéphane Bancel, director ejecutivo de Moderna, en un comunicado.
Los resultados corresponden a un estudio llevado a cabo en conjunto con los Institutos de Salud de Estados Unidos con 30,000 personas, donde la mitad ha recibido la vacuna y el resto un placebo.
Según el laboratorio, tras detectar 95 infecciones sintomáticas, confirmaron que 90 de ellas formaban parte del grupo que no recibió el medicamento real y solo cinco de los que recibieron la vacuna candidata.
Se trata de una diferencia significativa entre ambos grupos fue muy significativa, apunto Moderna.
«Solo 11 de las 95 personas que enfermaron sufrieron una forma grave de COVID, con hospitalización y problemas de respiración. Y los 11 estaban con el placebo”, afirmó Juan Andrés, director técnico de Moderna, en declaraciones a El País.
La empresa estadounidense presentó los resultados sin publicar un estudio científico completo revisado por expertos independientes, tal como lo hizo Pfizer hace unos días.
De todos modos, los resultados han sido analizados por una junta de monitoreo de seguridad de datos independiente, designada por los Institutos Nacionales de Salud.
Grupos de riesgo
El 42 por ciento de los participantes son de grupos de riesgo.
Según detalló Moderna, el ensayo incluye a 7,000 personas mayores de 65 años y a otras 5,000 más jóvenes, pero enfermedades crónicas vinculadas a un mayor riesgo de COVID-19 grave, como diabetes, obesidad y patologías cardíacas.
Pfizer y Moderna fueron los primeros laboratorios en anunciar los primeros datos sobre grandes estudios, pero otras diez empresas están llevando a cabo grandes ensayos de Fase 3. Más de 50 vacunas candidatas se encuentran en las primeras etapas de prueba a nivel global.
Tanto la vacuna de Moderna como de Pfizer usan una versión sintética del material genético del coronavirus, llamado ARN mensajero o ARNm.
A través de este mecanismo, se programan las células de una persona para que produzcan muchas copias de un fragmento del virus.
Ese fragmento envía alarmas al sistema inmunológico y lo estimula a atacar al virus real, si éste intenta invadirlo.