Casi un cuarto de la población mundial no tendrá acceso a la vacuna contra el COVID-19 hasta 2022, concluye un estudio publicado en la revista científica The BMJ que advierte sobre los retos de producción y logística de la vacuna, así como de la que podría ser una distribución injusta entre países ricos y pobres.
Los investigadores Anthony D. So y Joshua Woo de la Universidad Johns Hopkins basan sus aseveraciones en datos sobre la compra de vacunas con corte al 15 de noviembre pasado, cuando se habían solicitado 7,480 millones de dosis equivalentes a 3,760 millones de tratamientos de 13 fabricantes.
De esta compra, el 51 por ciento irá a parar a países ricos donde reside el 14 por ciento de la población mundial, mientras que el resto, 49 por ciento, será para países de renta baja en los que habita el 85 por ciento de la población global.
La proporción se vuelve más específica cuando se observan las compras por países. Mientras que Estados Unidos, que contabilizaba para esa fecha unos 11 millones de casos equivalentes al 20 por ciento de las infecciones globales, reservó 800 millones de dosis, Japón, Australia y Canadá pidieron 1,000 millones cuando la suma de sus casos no representa ni el 1 por ciento de los casos globales.
La situación se torna menos halagüeña si se considera que, en un escenario favorable, los 13 fabricantes que hoy cuentan con vacunas viables o aprobadas por autoridades sanitarias escalarían su producción a unas 5,960 millones de dosis para finales de 2021.
El precio es otro de los condicionantes para acceder a la vacuna. Según los investigadores, los precios oscilan entre los $6 y hasta los $74 dólares por tratamiento.
“Nuestro estudio ofrece un panorama de cómo los países de altos ingresos han asegurado el suministro de vacunas contra el COVID-19, aun cuando la situación para el resto del mundo es incierta”, señalan los investigadores.
La investigación agrega que un 40 por ciento de las cerca de 6,000 millones de dosis que podrían fabricarse para 2021 podrían terminar en países de renta media o baja. Sin embargo, indican que eso dependerá en buena medida de la cooperación entre Estados Unidos y Rusia.
La Organización Mundial de la Salud ha sido enfática en que, para la contención de la pandemia del COVID-19, será vital la cooperación internacional. En un esfuerzo por materializarla anunció el mecanismo COVAX, que coordina la investigación, producción y venta de candidatos de vacunas contra el COVID-19.
El mecanismo ya recibió el apoyo de 80 países. Públicamente se sabe que el mecanismo es apoyado por países como Canadá, Japón, México, Reino Unido y Suiza.
Pese al apoyo, Jason Schwartz, experto en Política Sanitaria de la Universidad de Yale, señala que el reparto equitativo de vacunas requiere un esfuerzo sin precedentes.
“El reparto satisfactorio y equitativo de vacunas exige una coordinación mundial sin precedentes y un compromiso sostenido de recursos financieros, logísticos y técnicos de los países de altos ingresos”, dijo en una editorial también publicada en The BMJ.