Vladimir Putin, presidente de Rusia, informó que la tercera vacuna contra el COVID-19, que le fue administrada como refuerzo, se le aplicó vía nasal y correspondió al fármaco unidosis Sputnik Light.
Putin recibió el biológico el domingo 21 de noviembre, y según recoge el medio estatal ruso RT, la vacuna se aplicó mediante un polvo respirable que se le suministró con una jeringa.
Las vacunas nasales son poco comunes en comparación con las intravenosas, sin embargo, en la actualidad se utilizan para prevenir enfermedades como la influenza.
No obstante, hay una diferencia notable entre las vacunas nasales que se aplican hoy día y la que le fue administrada al presidente Putin. Esta radica en que las nasales suelen ser aerosoles, mientras que según RT la aplicada a Putin fue un polvo respirable.
Según el medio estatal, para el procedimiento se usó una jeringa que fue llenada de polvo. Se pidió al presidente de Rusia aspirarlo con fuerza y después pasó 15 minutos en reposo sin que se reportaran efectos secundarios.
Vacunas nasales, clave para enfrentar el COVID-19
Rusia no es el único país que prueba el uso de vacunas nasales como una forma más efectiva de combatir la infección por COVID-19. En Reino Unido, la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca también prueban este enfoque al considerar que producir una respuesta inmune en la nariz genera una mejor protección contra el coronavirus.
Actualmente, ambas instituciones realizan pruebas clínicas de fase 1 para analizar la seguridad de su vacuna nasal, que se administra en forma de aerosol.
“Al ofrecer una vacuna nasal y crear una respuesta inmune en la nariz, se puede reducir más efectivamente la transmisión”, dijo a France24 uno de los responsables del estudio.