El cáncer de páncreas es uno de los más letales del mundo, el 88% de los pacientes mueren a pesar de haber recibido los tratamientos disponibles, por eso es esperanzadora la noticia publicada este miércoles 10 de mayo en la revista Nature, una vacuna ARN que presentó buenas respuestas en ocho pacientes.
La vacuna ha conseguido activar el sistema inmune de la mitad de los pacientes. Ninguno de ellos tuvo una recaída en el tiempo que duró el ensayo: 18 meses. En cambio, todos los enfermos en los que la vacuna no provocó reacción sufrieron recaídas.
El cáncer de páncreas es un tumor donde el calor es incapaz de matarlo. Por eso en el páncreas no funciona la inmunoterapia, en ellos hay hasta 12 veces más células inmunes que en el resto de pacientes. Esas células inmunes son linfocitos T asesinos, un tipo de glóbulo blanco capaz de matar a otras células. Los linfocitos T de los supervivientes han aprendido a identificar las proteínas aberrantes que produce el tumor—llamadas neoantígenos— y aniquilarlo.
“Tras analizar muestras de supervivientes a largo plazo, nos preguntamos si podíamos emularlo en el resto de los pacientes”, explica a el diario El País de España, Vinod Balachandran, médico del Centro de Cáncer Sloan Kettering de Nueva York y líder del equipo que ha desarrollado la vacuna.
Tras extirpar los tumores del abdomen de los 16 participantes, los investigadores secuenciaron su genoma e identificaron hasta 20 neoantígenos. Luego crearon vacunas de ARN que contenían la receta para que cada uno sintetizase en su organismo las moléculas específicas de su tumor.
En este punto se les administró atezolizumab, un fármaco de inmunoterapia, una dosis de vacuna y, por último, mFolfirinox, un tipo de quimioterapia. Luego dieron una dosis de recuerdo. Además de los resultados positivos en el 50% de los pacientes ya mencionados, los investigadores observaron que aumenta en su organismo la cantidad de linfocitos asesinos, lo que probablemente esté detrás de la ausencia de recaídas.
“Estos resultados son muy prometedores y sientan la base para una segunda fase de ensayos clínicos”, resaltan Amanda Huff y Neeha Zaidi, investigadoras de la Universidad Johns Hopkins (EE UU) que no han participado en el estudio, en un comentario también publicado este miércoles.