Un equipo de investigadores del Reino Unido demostró que el riesgo de infectarse con el coronavirus SARS-CoV-2 es mucho más alto al hablar que al toser, particularmente si la interacción entre personas ocurre en un sitio con poca ventilación y en el que no se usan mascarillas.
Esa es la conclusión de un estudio elaborado por científicos de la Universidad de Cambridge y el Colegio Imperial de Londres, ambas instituciones del Reino Unido, y publicado en el Proceedings of The Royal Society A.
Los expertos detallan que al toser, una persona infectada con COVID-19 esparce partículas infecciosas que, por su tamaño, caen después de entre uno y siete minutos. En cambio, con 30 segundos de habla se emiten partículas más pequeñas que, por su tamaño, pueden permanecer en el aire hasta por 30 minutos.
Esta diferencia en la dinámica de las partículas, que flotan en el aire por más tiempo cuando una persona habla respecto de cuando tose, es la clave que explica los contagios de SARS-CoV-2 en sitios cerrados y entre personas asintomáticas, sostienen los expertos.
Los científicos llegaron a esta conclusión utilizando un modelo matemático que toma en cuenta variables como las dimensiones de una habitación, el tipo de ventilación, el tiempo de permanencia de la persona, el número de ocupantes, el tipo de mascarilla que portan y el número de personas infectadas. Con estos datos, los científicos ofrecen una herramienta en línea que muestra el riesgo de infección, pero sobre todo, refleja cómo las mascarillas, desde las caseras hasta las N95, disminuyen el riesgo de contagio.
Sea cual sea el escenario, la ventilación también juega un aspecto crucial. “Es de suma importancia para minimizar el riesgo de infección en interiores”, destacan los autores en un comunicado.